Quién no recuerda a Brooke Shields en la película El Lago Azul. Esa belleza distinta, pura y rabiosamente seductora. Ya entonces me cautivaron sus pobladas cejas, muy en contraste con sus ojos almendrados y azul transparente. Aparte de su belleza natural, ese es el valor de Brooke: el contraste.
Unos ojos cristalinos que se ven delicados y femeninos, muy brillantes. ¿Cómo no pensaron en depilarle las cejas y afinarlas?. Sus cejas son gruesas, oscuras y muy visibles. El contraste pudo haber estado en su contra pero le dio finalmente su signo identificativo.
En el fondo, no es tanto el grosor de sus cejas sino la posición cercana a los párpados. Si te fijas en la foto inferior, se aprecian algo más subidas, dejando un poco de espacio entre el párpado fijo y el arco de la ceja.
Lo sé, es una foto de cuando era muy joven pero no es ese punto en el que quiero que te fijes. Observa esos escasos milímetros de amplitud: despeja su mirada y suaviza un montón su expresión. Si tienes una forma similar a ella, prueba a vaciar el arco de la ceja por su parte inferior y verás cómo se despejan tus ojos. Ganarán en feminidad.
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