Buenos hábitos alimenticios para este curso: cuanto menos procesado, mejor

Seguro que para muchas de nosotras uno de los objetivos de este nuevo curso es cuidar mucho más la alimentación: menos fritos, pocos dulces, y alcohol sólo en ocasiones especiales suelen ser las recomendaciones más oídas. Pero hoy os traemos una nueva y que da buen resultado: los alimentos, cuanto menos procesados, mejor.

Olvidémonos de dietas estrictas, complicadas de seguir o que restringen (o eliminan alimentos): con este tipo de dietas, que casi siempre tienen fecha de caducidad, lo único que conseguiremos es un buen efecto rebote y un deterioro de nuestro organismo. Una regla simple pero efectiva es mantener a raya los alimentos procesados.

Alimentos procesados Vs alimentos naturales

Los alimentos procesados son aquellos que han cambiado antes de que pasemos a consumirlos. Por contra, los alimentos naturales son, según la Agencia de Administración de Alimentos y Medicamentos), aquellos que no contienen aditivos, colorantes o sustancias sintéticas.

¿Cómo distinguimos unos de los otros?

Hay una manera sencilla pero bastante práctica que nos permite saber qué alimentos han sido procesados antes de comprarlos: ¿se parece lo que compro a lo que voy a comer? Por poner un ejemplo: ¿se parece un nugget de pollo a un pollo? Obviamente no: es un alimento altamente procesado.

Otro cantar es que nosotros los "procesemos" en casa, es decir, que los cocinemos: evidentemente, una crema de verduras no se parece en la forma a las verduras que lleva, pero tú habrás comprado verduras frescas (alimento natural) en el mercado.

Comer sólo alimentos naturales, sobre todo en el mundo en el que vivimos en el que todo va muy deprisa y casi todo pasa por innumerables procesos antes de llegar a nosotros, es muy complicado. No tenemos por qué eliminar totalmente los alimentos procesados, pero sí podemos elegir los mejores para nuestro organismo.

Etiquetas nutricionales: básicas para saber lo que comemos

Desde finales de 2011, en España es obligatorio que la mayoría de los alimentos transformados y envasados tengan su etiqueta nutricional. Esta etiqueta es una especie de tarjeta de presentación de los alimentos, a través de la cual se nos informa de su aporte energético y de otras sustancias que contenga.

Esta información debe estar expresada obligatoriamente "por 100 gramos o por 100 mililitros" de producto para poder realizar comparaciones entre alimentos. En ocasiones, además de aparecer la etiqueta nutricional en letra pequeña en una parte poco visible del envase, se coloca en la parte frontal y bien grande el aporte energético y de macronutrientes del alimento en cuestión por ración, que suele ser de 30 gramos. Ojo con estos productos: si no te dicen a las claras cuáles son sus valores por 100 gramos, por algo será...

En el etiquetado del producto debe aparecer de manera obligatoria la lista de ingredientes que contiene, ordenados de mayor a menor proporción: es decir, si el producto que tenéis entre manos cuenta en su lista de ingredientes con más edulcorantes, conservantes y colorantes que con productos naturales, mi consejo es que os planteéis una opción más sana.

No es necesario llevar una alimentación estrictamente crudívora, ni abastecernos única y exclusivamente de alimentos naturales: no hay que llevar las cosas a los extremos. Pero sí debemos ser conscientes de que está en nuestras manos elegir la mejor opción para nutrirnos. No os dejéis llevar por reclamos publicitarios como "sano", "light" o "bajo en calorías": aprended a saber lo que coméis y a elegir aquello que tenga un beneficio para vuestro cuerpo.

Imagen | dbgg1979 en Flickr En Trendencias Belleza | Contar calorías, ¿buena o mala idea?

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