Hay costumbres malignas para nuestro organismo que algunas personas siguen consumiendo, como tomar sol artificial en cabinas de rayos UVA.
La realidad gritada a voces durante décadas sobre sus efectos cancerígenos por fin está respaldada por la Organización Mundial de la Salud.
Pero como sé que para algunas es un argumento que se lleva el viento, a ver si este segundo os convence más para que frenéis las sesiones.
En esta foto podéis ver hasta dónde alcanzan los rayos UVA: es la flecha más larga y apuntan directamente hasta la capa más profunda de la piel, allí donde viven la elastina y el colágeno.
Ambos son los que tejen la red elástica que mantiene la piel firme. Los rayos UVA machacan estas importantes fibras que, cuando se rompen, dan como resultado visible la flacidez de la piel.
O sea que tienes otra decisión que tomar (además de un posible cáncer de piel): morena o arrugada, he aquí la cuestión. O sana.
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