Células madre vegetales ¿Pueden actuar sobre nuestra piel?

Esta semana he comenzado a probar un nuevo sérum, que aunque esperaré a comentar después de un tiempo prudencial, para ver si noto alguna mejora, me ha sorprendido por contar entre sus ingredientes con células madre vegetales.

La primera pregunta que me asaltó al leer esto es ¿las cremas con células madre vegetales pueden servir para regenerar tejidos humanos?

Iba a responderme que no directamente, pero como mis conocimientos en biología son algo básicos he preferido investigar sobre el tema y esto es lo que he encontrado.

Lo que dicen las casas de cosméticos

Si buscamos una explicación en las páginas de laboratorios cosméticos o de algunos profesionales del sector encontraremos generalmente una definición de lo que son las células madre:

Todas las células madre (tanto de origen vegetal como animal o humano) son células primitivas capaces de dividirse indefinidamente, pueden hacer idénticas copias de ellas mismas, es decir, producir más células madre ó también pueden diferenciarse y originar células hijas especializadas con funciones específicas (por ejemplo, las células madre de la piel pueden diferenciarse originando queratinocitos, melanocitos, fibroblastos… y cada una tiene su función)

Seguida de los beneficios de aplicar de forma externa células madre vegetales sobre nuestra piel, que teóricamente inducen a la longevidad de nuestras propias células madre cutáneas, aumentando la producción de colágeno, elastina etc. para que luzcamos un cutis hidratado, terso, elástico y sin arrugas.

Según explican la piel se rejuvenece desde el interior, lo cual no deja de resultarme curioso teniendo en cuenta que la estamos tratando desde el exterior.

Lo que cuentan algunos blogs de ciencia

El tema de la utilización de células madre vegetales en cosmética no es nuevo y por suerte hay varios blogs científicos que ya publicaron en su día sus opiniones al respecto.

Una de las más didácticas podéis encontrarla en el post Células Madre de Manzana ¡Vaya timo!

Donde con este simple gráfico ya podemos ver de entrada que entre una célula madre vegetal y una animal existen bastantes diferencias, con el añadido de que los procesos químicos que llevan a arrugar por ejemplo la piel de una manzana y los de nuestra piel no tienen nada que ver. En la primera su aspecto terso se debe a la acción de la pectina y en la nuestra a la degradación del colágeno que se va produciendo con la edad.

Leer en la composición de un producto que contiene células madre, además, nos puede hacer pensar en terapias celulares de medicina regenerativa, pero lo cierto es que estas utilizan en general para sus ensayos células embrionarias, fetales, amnióticas, de la sangre del cordón umbilical o adultas, todas ellas imposibles de encontrar en ningún producto cosmético ya que no pueden incluir en sus fórmulas ni células madre humanas, ni animales.

Si el uso de células madre en la creación de tejidos y estructuras biológicas in vitro con fines terapéuticos todavía está en sus inicios ¿Cómo han conseguido los laboratorios cosméticos avanzar tan rápido en este aspecto hasta el punto de prometer efectos casi milagrosos gracias a la activación de nuestras células, la reparación del ADN o incluso induciendo cambios en la expresión de nuestros genes? Es algo que no consigo entender.

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Sin pruebas suficientes

Aunque por otra parte, hay una de las explicaciones sobre los beneficios de las células madre vegetales, que suena menos descabellada, la de que las sustancias extraídas de las mismas son ricas en polifenoles como el resveratrol, capaces de activar la síntesis de las sirtuinas, unas enzimas que afectan al metabolismo celular y están asociadas a la deacetilación de genes relacionados con la longevidad.

Pero hasta la fecha no se han podido confirmar los efectos prolongadores de vida ni del resveratrol, ni de las sirutinas, es más los estudios que se han hecho en mamíferos no han conseguido ningún resultado positivo en este aspecto, así que por este lado los beneficios de las células madre vegetales sobre nuestra piel tampoco se salvan de duda.

La eficacia no está demostrada pero la confusión está servida, hasta el punto de que la propia Agencia Española de Medicamentos tuvo que publicar una nota aclaratoria advirtiendo lo siguiente:

Los tratamientos que se basan en células madre de origen vegetal no tienen ninguna relación con las células madre de origen humano y no se ha demostrado que posean ninguna utilidad en el tratamiento de enfermedades. No obstante, si así se postulara, sus efectos deberían ser probados en ensayos clínicos adecuados y les resultaría de aplicación todo lo expresado en los párrafos anteriores. La utilización de este tipo de células en cosméticos u otro tipo de productos para tratamientos estéticos no está relacionada con la prevención, tratamiento o diagnóstico de las enfermedades humanas. La utilización de la misma terminología busca, en muchas ocasiones, aprovechar el aspecto novedoso de las terapias con células madre para trasladarlo a otros ámbitos ajenos al contexto médico.

Creo que la última frase es bastante aclaratoria, y es que la ausencia de un organismo oficial que regule la publicidad de los productos de belleza, más la falta de una legislación internacional encargada de controlar que lo que se oferta sea cierto, nos lleva cada vez más a encontrarnos con supuestos avances científicos revolucionarios en cosmética, que en la mayoría de casos de científicos solo tienen un nombre mal utilizado o puede que a veces ni siquiera eso.

Tengo que reconocer que en cosmética suelo pecar de desconfiada (excepto con las máscaras de pestañas que siempre me la cuelan), pero como veis en esta ocasión mis sospechas tienen bastante fundamento.

Y vosotras ¿Qué opináis sobre los cosméticos con células madre vegetales? ¿Los habéis probado? ¿Confiáis en su efectividad?

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