Fresca y limpia, esas son las dos palabras que te vienen a la cabeza cuando abres por primera vez el frasco de Pure Grace y aspiras su aroma. Huele simplemente a agua y jabón, a ducha, incluso a algunas personas les recuerda a los bebés. Y digo esto porque yo la utilizo también como ambientador en mi casa, de ahí que muchas visitas me hayan hecho ese comentario.
En realidad entre sus notas lleva bergamota, una pizca de jazmín e incluso lavanda, pero os será muy difícil identificarlas en su aroma, ya que sólo huele a piel recién duchada. Por eso me es muy difícil comentaros a qué otro perfume se parece, ya que hasta ahora no he conocido un aroma similar. Para las que lo probéis y os guste, Philosophy vende una gama entera de este perfume, con gel, body milk y jabón.
Como ya he comentado en otras ocasiones, soy fan de los perfumes florales, y este no tiene nada de floral, de ahí la sorpresa que me llevé cuando la olí en un Sephora de Nueva York y me enamoré de ella. Como muchas otras personas, ya que en aquel momento estaba agotada y tuve que esperar unos días para comprarla.
Si os gustan los perfumes intensos y fuertes, tipo Angel o Dolce & Gabbana este no será vuestro perfume. Pero si sois más de perfumes ligeros, cítricos y primaverales, si tenéis ocasión no dudéis en probarla porque os sorprenderá muy gratamente. ¿Lo malo? Dura poquito en la piel, como todas las fragancias Philosophy.
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