Qué no me digan que el fin de las vacaciones es gris, triste o monótono, porque no siempre ha de ser así. Este año, sin ir más lejos, Hermès se ocupa de alegrar la reentré con una nueva creación llena de color, dinamismo y alegría. Se llama Twilly d’Hermès, y llega para convertirse en eco de las nuevas generaciones. Formulada bajo las premisas de un espíritu joven, chispeante y lleno de color, y contenida en un packaging muy divertido y colorista, me aventuro a afirmar, que pronto se convertirá en un nuevo lema de la casa: el tributo a la libertad del espíritu joven.
Christine Nagel, su creadora, ha tenido carta blanca de la Maison para llevar a cabo una ilusión: idear y llevar a cabo un agua de perfume con la facultad de simbolizar la esencia de la juventud. Una creación que une la singularidad, creatividad, diferencia, energía y espíritu ardiente de las chicas más jovenes, con ese pellizco de irreverencia, sentido del humor, sofisticación, color y fantasía a la que la firma tantas veces alude.
El resultado
Después de conocer y probar Twilly, puedo describirlo como una fragancia e imagen que emana buena energía. Resulta muy nuevo, bajo las señas del buen gusto y de unas notas ligeras y sorprendentes. Mucho me temo que la pasión por este perfume no sólo va a envolver a las jóvenes generaciones, me atrevo a afirmar desde ahora mismo, que es una de esas creaciones a la medida de las todas mujeres que valoramos comenzar el día con alegría, buen humor y disfrutamos con fragancias chispeantes, originales y nuevas.
¿Qué esconde?
Las claves de Twilly d’Hermès son el jengibre, la tuberosa y el sándalo. Frescor, misterio, madera. Algo picante, algo cálido, algo tierno. Tres ingredientes clásicos que, sin embargo, en esta ocasión resultan asombrosos, al haber sido combinados de un modo diferente hasta llegar a una transformación que se desvela en un acento cálido, provocador y carnal. Por ejemplo, el jengibre fresco se ha tratado en medidas que han convertido su frescor habitual en un toque con acento más caliente y picante.
Su frasco también es prueba del tributo a la juventud, y la libertad que representa. Emblemático, recortado y tan facetado como puede llegar a ser el carácter de las jóvenes, resulta monísimo, divertido y muy manejable. Incluye un cordón de seda, anudado como un pañuelo, recuerdo a los carrés de la Maison, que, en palabras de la firma, quiere ser símbolo del lazo que establece una nueva complicidad entre "ellas" y Hermès. Un "espagueti" de colores que le da una imagen única, y que además, es un complemento ideal como pulsera, gargantilla..., un fetiche, seña de un perfume nuevo.
Hermès tiene una visión de las nuevas generaciones de chicas como libres, intrépidas, traviesas, imprevisibles y conectadas. Christine Nagel ha creado, pensando en ellas, viéndolas vivir, observando las diferentes formas en que hacen uso de los propios carrés de Hermès, como juegan con los pañuelos, las ocurrencias que les inspiran, como se los colocan, y ha compuesto Twilly bajo esa inspiración.
Delicadeza, clase, ritmo y vanguardia en un perfume que me hace comenzar septiembre de otra manera, porque todo lo que deja disfrutar y ver Twilly es optimismo. Ya está disponible en tiendas Hermès, grandes superficies y perfumerías autorizadas, y se presenta en vaporizador de 30, 50 y 85 ml al precio de 61 euros, 91 euros y 126 euros respectivamente. No lo dudo: un gran regalo para las mujeres de hoy.
Más información | Hermès
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