Hace unos días vimos cómo el amarillo iba tomando protagonismo. Las uñas de Natalie Portman o la nueva paleta de Calvin Klein. Pues bien, a petición popular vamos a ver cómo utilizar estos tonos.
Lo primero que tengo que decir es que pensé que unas sombras en amarillo nunca quedarían tan bien, pero resulta que sí. Y ese contraste con el eyeliner, perfecto. No son los tonos exactos, pero podemos hacernos una idea.
Primero, debemos estar muy morenas, porque sino podemos dar imagen de tener hepatitis. Segundo, mejor que sea una fiesta y nuestro vestido sea dorado, o negro, o vaya a juego con nuestra piel y los complementos. El look dorado sigue triunfando, así que ya que vamos a resaltar, hacerlo bien.
Tercero, mejor practicar antes. Más que nada porque maquillar la parte interior del ojo en un color tan fuerte, puede no salirnos bien a la primera. Además, así tomamos la medida del tornasolado.
Más amarillo en la parte interna y bajo el inicio de la ceja, más ocre en la parte central, y un amarillo muy clarito en la parte abierta, parte final de la ceja, para dar luz.
Cejas muy bien definidas, cierto. Así como el eyeliner. En serio, me parece un complemento perfecto. Aprovechar ese tono negro en contraste para difuminar por debajo del ojo, cerca del lagrimal mejor que en la parte final, para que el color se concentre en el interior.
Y para terminar, el rimel, negro, negro, negro. Ya puestos, yo me lanzaría a por unas pestañas postizas pero sin parecer una dragqueen. Un look impactante, fuerte, muy actual, y casi de pasarela. ¿No recuerdas la apuesta de Marc Jacobs por los ojos?
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