Te has hecho las pieles, estás limando las uñas con amor y dedicación. Vas a finalizar la operación manos de princesa y escoges un color entre tus esmaltes de uñas. ¡Qué bien ha quedado la manicura en la mano izquierda! Y ahora … ¡qué horror de mano derecha! Ala, vuelta a empezar o retocar.
Empieza primero por la mano más difícil (si eres zurda, empieza maquillándote la izquierda). Es la que te da más trabajo y la que seguramente tendrás que retocar con el corrector de esmalte o quitaesmalte con un bastoncillo de algodón. Esos pasos finales de la capa de esmalte pueden estropear la mano derecha si ya está hecha.
Como con nuestra mano izquierda no tenemos el mismo pulso que con la derecha, te aconsejo que coloques la derecha bien plana y abierta sobre la mesa. ¡No la muevas! Despacio y con paciencia, ves maquillando todas las uñas y deja para el pulgar para el final, el cual colocarás en la esquina de la mesa.
Cuando esté lista y seca la mano derecha, en un minuto tendrás maquillada perfectamente la izquierda. No sólo porque estarás utilizando la mano “buena” sino porque tu cerebro habrá estado haciendo un esfuerzo de concentración afinando las pinceladas y tu pulso está más listo que nunca para aplicar el esmalte con la mano derecha.
Debes invertir el doble de tiempo utilizando la mano izquierda para terminar rápidamente con la derecha y te ahorrarás correcciones, enfados y agobios. Además, ten en cuenta que la derecha es la que más ves tú misma y la que más ven los demás.
Foto | jronaldlee
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