Después de las cervecitas del verano, de las tapas en los chiringuitos, de descontrolar un poco con la dieta y de descansar unos días (o semanas) del ejercicio físico, Septiembre se presenta como cada año lleno de buenos propósitos. Uno de ellos suele ser el de ponernos en forma, y nada mejor para ello que iniciarnos en el deporte de moda: el running.
Cada vez somos más las que nos animamos a ir sumando kilómetros cada día, pero que no te engañen: hasta tu amiga la que corre maratones tuvo que empezar caminando. Por eso, porque cada uno de nosotros tiene un punto de inicio desde el que partir y al que no debe tener miedo, hoy te traemos unos consejos para iniciarte en el running y hacer que forme parte de tu día a día.
Las zapatillas adecuadas
Las zapatillas son el "instrumento de trabajo" más importante de una runner: si bien el resto de la ropa no es necesario que sea excesivamente técnica (al fin y al cabo se puede correr con cualquier tipo de ropa deportiva, aunque una será más adecuada que otra), la elección de unas buenas zapatillas sí es más importante. Deberíamos utilizar calzado específico para running, que protegerá nuestros pies y limitará el impacto en nuestras articulaciones.
Ya en otras ocasiones hemos hablado sobre cómo elegir unas buenas zapatillas de running teniendo en cuenta si somos pronadoras, supinadoras o neutras, cuánto pesamos, cuántos kilómetros vamos a hacer a la semana, etc. Lo más importante es que nos encontremos cómodas durante la carrera con nuestras zapas y que se adapten bien a nuestro pie.
Comenzando con CA-CO
Uno de los errores más importantes por los que la gente no consigue integrar el running en su rutina es tirarse a la piscina de correr nada más empezar. Si es tu primera vez haciendo ejercicio físico es muy contraproducente que el primer día corras 5 kilómetros. No digo que no puedas hacerlo, pero no es lo más adecuado si quieres hacer de ello un hábito.
Comenzar alternando caminar (CA) y correr (CO) es la mejor idea: tal y como expusimos en el post para llegar a correr 5 desde cero, es lo ideal si eres una novata total. Combina carrera tranquila (trotar un poquito) con caminata rápida para ir acostumbrando a tu organismo al esfuerzo de correr: poco a poco verás como tus propias piernas (y tu cabeza) te piden más tiempo de carrera.
Es importante que comiences poco a poco aunque ya seas una experta en otros deportes aeróbicos: por mucha elíptica o bicicleta que hayas hecho, el esfuerzo que te demanda el running es totalmente diferente. Ve paso a paso y no quemes etapas: no hay ninguna prisa.
Entrena en el gimnasio para complementar tu rutina
No sólo de kilómetros vive el runner: aumentar tu fuerza en el gimnasio es imprescindible para ir mejorando en tu carrera. No nos centraremos en una sola parte del cuerpo, sino que lo mejor es trabajar de forma global: habrá que entrenar nuestras piernas para que sean más fuertes, pero no debemos olvidar nuestro tren superior para no crear descompensaciones.
Mención especial merece el core o parte central de nuestro cuerpo: la musculatura interna del abdomen es la encargada de que mantengamos una buena postura durante la carrera (y durante todo el día, incluso cuando estamos sentadas), así que un abdomen bien fuerte nos beneficiará mucho a la hora de correr.
Una actividad ideal para combinar con el running es el Pilates: tomaremos control de nuestro cuerpo, trabajaremos el core o Power House y mejoraremos nuestra postura. La combinación Pilates + running es sin duda una pareja ganadora.
Desde Trendencias Belleza os animamos a poneros las pilas a la vuelta de las vacaciones: el movimiento es vida, ¡saca tus zapatillas y a correr!
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