La naturaleza y sus activos pueden ayudar eficazmente a nuestro organismo a mantener su equilibrio y a recargarse de salud y de energía vital, al tiempo que rejuvenecen nuestra piel.
Hasta hace unos años, la cosmética bio parecía reservada solo para los ecologistas recalcitrantes, y para las personas con problemas de alergias. Actualmente, la cosmética natural está en todas partes. La podemos comprar a través de Internet, en farmacias y en perfumerías.
“El interés por lo bio responde a un deseo de seguridad porque el exceso de química es algo que inquieta al consumidor – nos cuentan desde el centro de estética de Gema Cabañero -, La biocosmética es una filosofía de vida que apuesta por lo holístico al utilizar productos formulados en equilibrio perfecto entre ciencia y arte para cuidar el cuerpo, la mente y el espíritu”.
La clave de su éxito se basa en vivir de forma armónica los ritmos de la naturaleza, respetando sus cliclos y sus procesos. La base de la formulación de los productos biocosméticos son las esencias de las plantas medicinales, los extractos de plantas, los aceite y ceras vegetales, y los aceites esenciales.
El proceso de elaboración consiste en conseguir que los extractos acuosos de estas plantas se conserven sin alcohol, y sin parafinas ni siliconas. Las plantas que se utilizan para elaborar los aceites esenciales se dejan macerar en aceite vegetal durante una semana a una temperatura de 37 grados, mientras se remueve.
Las moléculas de los aceites esenciales les permiten entrar fácilmente en la piel para que esta pueda aprovechar todos su beneficios (propiedades destoxificantes, relajantes, energizantes), junto con otros ingredientes también presentes en las fórmulas.
Los activos vegetales bio solo aportan a la piel lo que esta necesita, porque la piel posee sus propias fuerzas vitales para mantenerse y regenerarse, reestableciendo su equilibrio natural. Investigaciones en fitoterapia así lo han demostrado. Mi compañero Sergio González hizo un post muy interesante, que os recomiendo, pues en él explicaba todas las diferencias entre un cosmético Bio, Eco o Natural, y cómo diferenciarlos.
La única pega que se le puede atribuir a la cosmética natural es que es tan rica como frágil. Los laboratorios han tenido que realizar un gran esfuerzo de modernización envasando sus fórmulas en frascos al vacío, ya que sus fórmulas se conservan un máximo de tres meses después de haber abierto el frasco.
Todo el proceso (origen de los ingredientes que componen las fórmulas, proceso de elaboración y envasado del producto) debe estar supervisado por organismos de certificación, reconocidos en el mundo entero, como pueden ser el sello Ecocert o el Cosmébio.
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