Creme de La Mer apareció en el mercado a finales de los 90, convirtiéndose inmediatamente, a pesar de su alto precio, en una de las cremas más vendidas del mundo, por la que suspiraban las famosas y las meras mortales. El doctor Max Huber, científico de la NASA, la había creado para su propio uso, tras sufrir severas quemaduras faciales en un accidente casero. Tardó 12 años en dar con la fórmula, pero al final logró el llamado Miracle Broth (caldo milagroso), que es el núcleo fundamental de la Creme de La Mer. La fórmula contiene algas marinas, calcio, magnesio, hierro, vitaminas C, E y B12 y diversos aceites naturales, que se dejan fermentando durante un período de 3 o 4 meses, clave para su éxito.
Estee Lauder compró la fórmula en 1996 y la ha comercializado desde entonces, añadiendo a la gama distintos productos (un serum, un bálsamo de labios, crema de manos, maquillaje). La polémica ha perseguido a esta crema, con algunas usuarias declarando que tenía los mismos ingredientes que la crema Nivea de la caja azul de toda la vida. En principio tienen los mismos ingredientes base-no son más que dos cremas muy hidratantes-pero la experiencia de uso es totalmente distinta entre una y otra. La crema Nivea deja un rastro graso que todos conocemos-¿quién no la tiene en casa?-y La Mer es mucho más ligera.
Otra cuestión que merece la pena comentar es el hecho de que los distintos productos que componen la gama no son igual de efectivos. El contorno de ojos no pasa de ser una crema de tratamiento muy ligera y con poco efecto: ni siquiera hidrata lo suficiente. La Creme probablemente tendrá un efecto más visible en pieles secas o deshidratadas. En la mía, que es mixta, no logró nada, y su aplicación es bastante engorrosa (hay que calentarla en la mano durante un ratito y después aplicarla en golpecitos). Sin embargo el serum es un producto estrella que provoca grandes cambios inmediatamente: afina el poro y logra que la piel se vea mucho más radiante e hidratada.
La amplia gama de artículos que han ido naciendo al calor de su éxito nos parecen más una estrategia de marketing que una verdadera colección de productos que mejoren nuestra piel o aspecto. Este factor, unido al hecho de su altísimo precio (un tarrito de 30 ml de La Creme cuesta alrededor de 125 euros), la deja fuera del alcance de muchos bolsillos y de muchas pieles que pueden beneficiarse de tratamientos más asequibles e igual de efectivos.
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