Ha aparecido de repente pero ya está aquí: el frío que no vivimos en octubre y que nos ha esquivado prácticamente todo el mes de noviembre cayó sobre nosotros hace unos días y se está haciendo notar con ganas.
Así que por fin toca sacar abrigos y bufandas, aovillarse en el sofá con una manta sobre las piernas y disfrutar por fin de las comidas de invierno, esos platos que nos calientan por dentro a la vez que nos hacen disfrutar de sabores que muchos llevábamos casi un año sin probar.
1. Caldos y sopas
Lo tradicional nunca falla, y una buena sopa o caldo es lo mejor que nos pueden poner por delante cuando hace frío: ayuda a mantener la temperatura corporal, son ricos en nutrientes y pueden ser bajos en calorías si los preparamos bien.
Una buena opción, clásica y sencilla, es el caldo de pollo con verdura (a ser posible hecho en casa y pasando de los prefabricados). Aquí tienes una receta, que incluye la opción de convertirlo en sopa. Pero si estás aburrida de esta opción clásica, aquí te dejamos nueve recetas más para hacer sopas de temporada con las que llenarte de energía.
2. Platos de cuchara
Para mí lo mejor del invierno: cocidos, potajes y legumbres en todas sus formas y variedades. Un plato de cuchara es más que calorcito al estómago: ¡es calorcito para el corazón! Nos recuerdan a mesas familiares, comidas hechas con calma y sabores deliciosos.
Vale, no a todas os volverán tan locas como a mí estas comidas, pero seguro que en mayor o menor medida las disfrutáis, y por eso están en esta lista: porque además de ayudarnos a templar el cuerpo cuando hace frío, nos llenan de energía y nos aportan muchos nutrientes esenciales, como hidratos y proteínas, gracias a la presencia de sus grandes protagonistas, las legumbres.
Además, pueden prepararse de muchos tipos: desde un cocido madrileño tradicional (aquí tienes la receta, por si te animas a preparar uno) hasta versiones más sanas y ligeras de los platos con cuchara más populares.
3. Infusiones, cafés y chocolates
Quedas a tomar algo con una amiga y llegas frotándote las manos para conseguir que tus dedos vuelvan a entrar en calor. ¿Qué pides ahora? ¿Una cerveza, un refresco? ¡Qué frío!
Deja las bebidas frías para cuando vuelva la primavera y lánzate a los tés, las infusiones, el chocolate caliente y el café. Además de ayudarte a recuperar la sensibilidad en los dedos, estas opciones tienen otras ventajas que las hacen mejores que la cerveza (con los perjuicios del alcohol) y los refrescos (hasta arriba de azúcares añadidos).
Las infusiones son una muy buena forma de mantenerte hidratada y dependiendo de cuáles elijas tienen efectos positivos para la digestión, antioxidantes o ayudan a evitar la retención de líquidos. Eso sí, intenta evitar el azúcar y opta por edulcorantes artificiales que no tienen calorías.
El chocolate caliente, no vamos a mentir, no tiene tantas ventajas para la salud, puesto que normalmente contiene bastante azúcar. Pero una buena taza de chocolate caliente siempre es un placer, así que intenta moderarte pero no te niegues el capricho de vez en cuando. Eso sí, mejor si es casero, porque así sabrás perfectamente lo que lleva y podrás disfrutarlo con menos remordimientos. Aquí tienes cinco recetas diferentes.
En cuanto al café, hemos alabado aquí sus propiedades otras veces: no solo está buenísimo y se puede preparar de muchas formas distintas, es que también nos ayuda a espabilarnos cuando el sueño (o el frío) nos tienen aletargadas y nos ayuda a mantener el humor y la productividad durante el día.
4. La fruta
Aunque las frutas de verano se llevan todos los halagos, la fruta de invierno es una gran aliada para nuestra salud, especialmente los kiwis, las naranjas y las mandarinas.
En este caso, no es tanto porque nos ayuden a combatir el frío, sino porque refuerzan nuestro sistema inmune, que se puede ver debilitado por el frío dejando así pasar a bacterias y microbios que pongan en riesgo nuestra salud.
Lo hacen gracias a la vitamina C, un compuesto que nuestro cuerpo no produce de forma natural y que por tanto debemos conseguir a través de los alimentos que consumimos. Las naranjas y mandarinas tienen un alto contenido en vitamina C, pero el kiwi aquí es la gran estrella: contiene el doble de vitamina C que una naranja.
Así que ya sabes, ponte morada de fruta, que además de vitaminas es rica en fibra y otros nutrientes, y además ¡está buenísima! Aquí tienes 15 recetas para incluirlas en tu dieta.
5. El pescado
Grábatelo en la cabeza: ácidos grasos Omega 3. Este tipo de grasa no solo es beneficiosa para tu salud, sino que es necesaria porque ayuda a mantener en forma el sistema inmune que nos defiende de las infecciones.
Así que en invierno, intenta consumir a menudo alimentos ricos en ácidos grasos Omega 3. En ese empeño, el pescado es tu gran aliado, principalmente el salmón, las sardinas y el atún.
Pero ojo, que no solo el pescado puede ayudarte en esto, porque hay otros alimentos ricos en Omega 3 como algunas semillas, la crema de cacahuete o el aceite de oliva. Aquí tienes siete ejemplos y 25 recetas para echar un vistazo.
6. Las verduras
Igual que las frutas, las verduras de temporada no deben faltar en tu dieta esta época del año porque te aportan muchos nutrientes necesarios para mantenerte en forma.
Un ejemplo es la cebolla, que tiene efecto antiséptico, o las espinacas, acelgas, espárragos y alcachofas que se pueden comer enteras o en forma de puré y que son ricas en vitaminas para mantener las defensas en forma. Las zanahorias por su parte son ricas en vitamina A, importante para mantener las células a salvo de patógenos externos, y en betacarotenos, que cuidan la piel y el pelo, castigados por las bajas temperaturas.
Los purés y cremas son una buena forma de animarse a comer verduras: aquí tienes siete cremas de verduras de todos los colores y sabores que convencerán incluso al público más exigente. Y por si los purés no son lo tuyo, te proponemos cinco formas creativas de añadir más verduras a tu dieta.
Foto principal | Peeptoes
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