¿Hay algo más placentero que desayunar un zumo de naranja recién exprimido? Sólo cuesta cinco minutos prepararlo y es una forma deliciosa de empezar el día dándole a nuestra piel una buena dosis de Vitamina C, la que más puede ayudarnos en la formación de colágeno.
El colágeno es una molécula proteica que forma fibras secretadas por las células del tejido conectivo. Con la edad su producción va disminuyendo, lo cual afecta a la elasticidad de la piel y hace que asomen las arrugas como primer síntoma visible.
Cuando compramos un cosmético que incluye colágeno generalmente se ha obtenido de la piel y los huesos de la vaca, ya que este componente es el más abundante en estas partes de todos los animales, evitar esto fue el motivo principal que me llevó a buscar alimentos que me ayudaran a producir mi propio colágeno, seguido de que su carencia no sólo afecta a nuestra imagen, también debilita nuestro sistema óseo.
Las naranjas todavía están en temporada hasta el mes de abril (incluído), tienen pocas calorías, son diuréticas y ayudan a prevenir los síntomas del envejecimiento. Yo las prefiero en zumo, pero si las tomáis enteras todavía os aportarán más fibra.
En mi caso, como no puedo resistirme a sacarles todo el jugo compenso con una pieza de kiwi, una fruta que todavía aporta más Vitamina C que todos los cítricos, lo que se traduce en más propiedades rejuvenecedoras y antioxidantes. También es muy rica en fibra soluble, por lo que si buscáis un vientre plano no dejéis de tomarla todas las mañanas en ayunas.
Con una rebanada de pan tostado integral con aceite de oliva vírgen extra y un té verde, ya tengo un desayuno completo que mi piel, mi estómago y mi paladar agradecen a partes iguales.
¿Os animáis a probar?
Foto | jbarcena
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