Cuando me preguntan qué producto de René Furterer utilizo, me cuesta decantarme por uno en concreto. Si Forticea, Naturia, Lumicia o Volumea son asiduos, lo cierto es que suelo recurrir a otros para alternar en función de la necesidad que tengo, y confieso, a veces por mero placer.
En este ritual de pruebas, he descubierto Karinga, la nueva línea dirigida a tratar, nutrir y proteger el cabello afroantillano, y que ha resultado uno de mis mejores logros en belleza de este año. Puede que no entendáis como es posible que un producto destinado a un tipo de cabello completamente opuesto al mío, fino y liso, sea mi aliado. Ni yo esperaba algo así. Pero antes de contaros mi experiencia, os explico en qué consiste y para qué es Karinga.
Contrario a lo que parece
Siempre pensé que el cabello que llamamos "afro", ese tan rizado, era muy resistente, y sin embargo, estaba equivocada. ¿Sabéis que el cabello afroantillano se caracteriza por una carencia en lípidos y en agua? Es el resultado de una atrofia de las glándulas sebáceas y de los poros muy cerrados. Es espeso, de diámetro variable y retorcido, con una torsión debida a un folículo curvo y de sección oval. Una morfología que agrava su sequedad, ya que su crecimiento en torsión helicoidal impide que el poco sebo segregado fluya correctamente a lo largo de la fibra, lo que provoca una cutícula muy fina, que disminuye la protección del cabello. Todo crea numerosas zonas de fricción y rotura que hace además que se enrede con facilidad.
Todo lo anterior, provoca que el film hidrolipídico protector de la superficie del cabello resulte deficiente y no logre realizar bien su papel de barrera frente a las agresiones externas y a la deshidratación, por lo que podéis imaginar que su cuidado requiere una nutrición efectiva y duradera. Karinga ha sido científicamente concebida para atender a las necesidades que por genética requiere un cabello de este tipo y ejercer como escudo contra el sol para proteger el cuero cabelludo de quemaduras, golpes de calor y un clima de zonas templadas, y muy secas que acentúa estos déficits oleo-acuosos.
De esta manera encrespado, rizado o desrizado por fin existe un ritual de cuidados muy específico, a medida, para sublimarlo gracias a fórmulas inéditas, hidratantes y reestructurantes, activos naturales capaces de penetrar en lo más profundo de la fibra para cumplir las expectativas de este tipo de cabello.
Una fórmula tesoro
Su formulación contiene 3 reconocidos activos naturales escogidos del corazón de los rituales de belleza de tradiciones ancestrales, y las notas frescas, afrutadas y florales que hacen de la línea una delicia.
Karité, el oro verde, proviene del árbol sagrado originario de África occidental, llamado también «árbol de manteca». Es conocido por las mujeres burkinesas por su riqueza incomparable en agentes nutritivos e hidratantes, rico en insaponificables y antioxidantes, la manteca de Karité envuelve la fibra para formar un velo protector contra las agresiones externas.
Argán, el oro líquido, en el desierto marroquí crece el Arganier, un árbol milenario del que proviene el aceite de Argán. Un verdadero concentrado en ácidos grasos para restaurar el film hidrolipídico protector de superficie y así mantener la hidratación del cabello.
Moringa, el oro nutritivo, del sur de Madagascar. Un árbol mítico conocido con el sobrenombre de «árbol de la eternidad» por su capacidad de supervivencia en un medio hostil, con propiedades medicinales y nutricionales excepcionales. Rica en lípidos polares, el extracto de Moringa interfiere en el corazón de la fibra para reconstruir el cemento.
La gama y mi experiencia
La línea está formada por 4 cuidados, destinados a completar un tratamiento óptimo. Cada uno para un momento o necesidad específica de la rutina, complementarios entre sí, o para uso exclusivo. Sé que puedes preguntarte cuál ha podido ser la ventaja que he encontrado en una línea de estas características en lo referente a mi cabello, y sin embargo ha sido definitiva...
Karinga Champú Concentrado de Hidratación es el que comencé a utilizar por curiosidad, sabiendo que no estaba indicado para mi tipo de cabello. Sin embargo, su resultado me ha impactado tanto como para continuar con él, y recomendarlo. Llevaba una temporada con el pelo muy seco y deteriorado debido a mechas y decoloraciones. Aunque me lo trataba con mascarillas, el resultado era limitado en el tiempo porque en cuanto abandonada, su aspecto volvía a ser el mismo. Este champú ha sido un hallazgo con el que estoy maravillada porque desde que lo utilizo mi cabello es otro: hidratado, suave, jugoso, brillante, flexible, cuidado, sano, denso y fácil de peinar.
Su mayor logro es, sin duda, la capacidad que tiene para que su efecto permanezca tras el lavado, es decir para que sus facultades nutritivas no se pierdan y continúen tras eliminar el producto. Tiene una textura crema ultraconcentrada en fase oleo-hidratante, proporciona una espuma contenida y untuosa, y su fase lipídica se fija sobre la fibra gracias a la goma guar, lo que hace que su gran efecto quede sobre mi cabello, pero no aporte grasa en la raíz. ¿Cómo es posible? Todavía no me explico como no engrasa, pero es estupendo. El tubo, muy generoso, de 250 ml cuesta 17,85 euros. Y me permito recomendarlo como cuidado y nutrición de cualquier tipo de cabello necesitado, tras mi experiencia personal.
Además la línea cuenta con Karinga Mascarilla Hidratación Suprema, un cuidado profundo y reparador que penetra y envuelve la fibra capilar y le hace recobrar resistencia. Karinga Crema Hidratante de Peinado sin aclarado es una crema de belleza diaria hidratante y reparadora oleo-hidratante que facilita el peinado y proporciona un brillo incomparable. Karinga Aceite de Nutrición tiene una gran capacidad de penetración para nutrir, reestructurar y proteger. Revela un extraordinario brillo sin apelmazar. Está especialmente recomendado para los cabellos muy secos y espesos. Los precios recomendados son 32 euros, 18,90 euros y 33 euros, respectivamente y se venden en farmacias y parafarmacias.
Esta gama además va unida a un compromiso solidario y responsable porque René Furterer al seleccionar estos tres activos vegetales se ha comprometido a mantener tres filiales de aprovisionamiento responsables de productores locales en Burkina, Marruecos y Madagascar. Todo dirigido a crear una verdadera red económica, social y medioambiental con diferentes proyectos de desarrollo, que va más allá de la compra de productos.
Más información | René Furterer
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