La primavera la sangre altera, y ya sabemos que los refranes siempre tienen algo (o mucho) de razón, pero ¿qué pasa con la astenia primaveral? ¿Es para tanto? Hoy os vamos a contar por qué tenemos nuestras dudas.
La astenia se caracteriza por la sensación de debilidad física y psíquica, cansancio y falta de vitalidad generalizados, que puede manifestarse de forma constante (incluso sin haber realizado ningún tipo de esfuerzo) y reduce la capacidad de llevar a cabo las tareas habituales.
Su aparición puede estar causada por una enfermedad orgánica, un trastorno psicológico, o bien ser el producto de factores externos como el estrés laboral o el sobreesfuerzo deportivo.
Cuando estos síntomas tienen lugar en primavera, la llamamos (valga la redundancia) astenia primaveral y su origen suele achacarse a la dificultad para adaptarnos al cambio de estación.
No es una enfermedad
Si seguimos las publicaciones médicas de los últimos años, el número de la población que sufre los síntomas de astenia primaveral ha ido en aumento: Desde un 2% en una revisión de 2006, hasta entre un 10% y un 33% en artículos más actuales, pasando por más de la mitad de la población en escritos “menos serios”.
Aunque no es fácil determinar con exactitud a cuántas personas afectan, los síntomas existen, pero esta evolución en número de afectados da para pensar si no les estaremos dando cada vez más relevancia, debido a la insistencia en los medios sobre el tema, que se repite todos los años.
Lo que no se ha encontrado es una evidencia científica que respalde el concepto de astenia primaveral, ni mucho menos la necesidad de tomar complementos, vitaminas o realizar tratamientos especializados.
Médicos como Víctor Navarro, psiquiatra del hospital Clínico de Barcelona, aclaran que no se trata de una enfermedad y que solo se necesitan un par de semanas para superar el cambio y que la apatía y el desánimo desaparezcan. Es más, tal como explican Antonio de Dios, jefe de psicología del Hospital Quirón Marbella y Cristina Green, jefa de psicología del Hospital Quirón Málaga, el aumento de luz y un clima más cálido estimulan la producción de serotonina, oxitocina, dopamina y noradrenalina, sustancias que contribuyen a mejorar el ánimo, el atractivo sexual e incluso las relaciones sociales.
Con el cambio de hora (y de horarios) el sueño puede verse afectado, pero expertos del Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria afirman que bastan entre tres y siete días para que la fabricación de hormonas vinculadas con los ciclos de vigilia y sueño -como cortisol y melatonina- vuelva a producirse con normalidad.
Un caso aparte son las alergias primaverales. Sufrir rinitis continuamente, picor de ojos etc. puede impedirnos dormir o realizar nuestras actividades con normalidad y acaba haciendo mella en nuestro ánimo y energía diarios, pero aquí ya estamos hablando de un problema distinto.
¿Qué hacemos?
Lo primero empezar a ver los síntomas de la astenia primaveral como lo que son, algo transitorio que pasará pronto y a lo que no debemos darle demasiada importancia. Tampoco pasa nada si no rendimos al 100% durante unos días, ni por permitirnos alguna pausa extra de vez en cuando.
Los consejos para combatir el cansancio son tan de sentido común que nos pueden servir también para el resto del año:
- Alimentación saludable, con abundancia de verdura y fruta.
- Movernos, si es posible practicar algo de deporte.
- Dormir las horas necesarias (entre 6,5 y 8)
En caso de que la astenia supere los 20 días, entonces sí que es aconsejable consultar al médico para descartar que no se trate de alguna otra causa (enfermedad, falta de hierro etc.).
Mientras no sea así, a celebrar la primavera disfrutando del sol, las tardes más largas, los árboles en flor y sí se puede incluso de la bendita siesta... Contadnos ¿Qué tal lleváis estos días?
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