Día europeo de la prevención contra el cáncer de piel, ¿nos protegemos de forma correcta?

Hoy, 13 de junio, se celebra el día europeo de la prevención contra el cáncer de piel, una patología que afecta a una de cada seis personas. Se trata del tumor con más prevalencia en España, por delante de otros tipos de cáncer como el de mama o el de próstata, por lo que es muy importante que pongamos todo de nuestra parte para protegernos de esta enfermedad. La buena noticia es que gracias a la detección precoz, este tipo de cáncer puede curarse en el 90% de los casos.

La mayoría de los tipos de cáncer de piel son causados por una exposición excesiva a los rayos ultravioletas (UV), que procede en la mayor parte de los casos de la luz solar, aunque también puede provenir de fuentes artificiales como las camas de bronceado. ¿Cómo tenemos que proteger nuestra piel para evitar el mayor daño posible?

Todos podemos padecer cáncer de piel

Aunque muchas personas creen que el cáncer de piel es una patología reservada a las personas de piel clara, lo cierto es que cualquier persona, independientemente de su color o tono de piel, es susceptible de sufrirlo. Sí es cierto que es más común en aquellos con una piel más clara, pero lo cierto es que puede afectar a cualquiera.

Debemos tener en cuenta que no es necesario que nuestra piel se queme bajo el sol para la aparición de un cáncer de piel: una larga exposición a los rayos solares puede facilitar la aparición de melanomas (el tipo de cáncer de piel más maligno, aunque menos frecuente), cáncer de células basales o cáncer de células escamosas (los más extendidos entre la población y relacionados directamente con la exposición solar).

Estos tipos de cáncer de piel son curables en un alto porcentaje siempre y cuando se realice una detección temprana: es importante que nos acostumbremos a examinar de forma pormenorizada toda nuestra piel (incluso zonas que no reciben los rayos solares) en busca de cambios, nuevos lunares, manchas o cicatrices.

Cómo protegernos del sol de forma adecuada

Antes de nada debemos ser conscientes de que el uso del protector solar no evita los daños en la piel por los rayos del sol, sino que los retarda, por lo que aun usándolo debemos mantener una conducta responsable a la hora de exponernos al sol para broncearnos.

  • Escoge un factor de protección adecuado a tu tono de piel: el FPS o factor de protección solar es el número que nos indica cuánto tiempo ese crema aumenta la protección natural de la piel frente a las quemaduras solares provocadas por los rayos UVB (no hay un sistema para medir la protección frente a los rayos UVA). Esto es importante porque, a pesar de que los rayos UVB solo penetran en la zona más superficial de la piel, sus efectos son acumulativos con el paso de los años y son los causantes del 90% de los melanomas y cánceres de piel.

    ¿Cuál es el factor de protección solar que debo utilizar entonces? Depende de nuestro tono de piel y del tiempo que vayamos a permanecer bajo el sol, pero los expertos coinciden en recomendar siempre un FPS por encima del 30 para los adultos, y por encima del 50 para los niños, quienes requieren una mayor protección sobre todo en los meses de verano.

  • Aplica el protector solar de manera correcta: una media hora antes de exponernos al sol es cuando debemos aplicar por primera vez el protector solar, haciendo especial hincapié en las zonas que se encuentren más expuestas a los rayos solares como los hombros o el escote. También es necesario aplicar protector solar en la cara y debemos recordar hacerlo en zonas que normalmente pasamos por alto pero que se encuentran muy expuestas, como la zona de la nuca o la parte de arriba de las orejas.

    Hay que renovar la aplicación del fotoprotector cada poco tiempo, dependiendo de su factor FPS. Lo ideal es realizar una nueva aplicación cada dos horas y siempre que salgamos del agua, si nos encontramos en la piscina o en la playa, aunque el producto que estemos usando sea resistente al agua.

  • Ojo con el tiempo de exposición solar: los primeros días que tomemos el sol deberíamos hacerlo de forma gradual y siempre en movimiento. Podemos empezar con sesiones de 15 o 20 minutos para llegar hasta un máximo de 30 minutos diarios de exposición directa al sol.

    Además, debemos evitar tomar el sol en las horas en las que resulta más dañino para nosotros: entre las 11 de la mañana y las cuatro de la tarde, los rayos solares son más fuertes y caen de forma perpendicular. Si el día es nublado tampoco podemos confiarnos, pues la radiación ultravoileta atraviesa las nubes y sigue existiendo la conocida radiación difusa (los rayos del sol son reflejados por la arena y el agua).

¿Qué he de hacer si ya me he quemado la piel?

A pesar de todas las precauciones que tomamos, muchas veces terminamos quemados por el sol. Las quemaduras solares, frecuentes sobre todo en los primeros días de sol, producen enrojecimiento de la piel, inflamación y dolor, e incluso pueden llegar a provocar ampollas y marcas irreversibles.

Lo primero que debemos hacer si hemos sufrido una quemadura solar es bajar la temperatura de la piel: esto podemos conseguirlo aplicando frío localizado en la zona quemada o bien con duchas o baños de agua fría. Una vez que hemos conseguido descender la temperatura, el siguiente paso es hidratar la piel quemada con una crema que no sea demasiado grasa, como por ejemplo un gel de aloe vera con agentes nutrientes e hidratantes. Tampoco debemos descuidar la hidratación de nuestro cuerpo, siendo conveniente beber abundante agua.

En el caso de que aparezcan ampollas o de que el dolor sea muy intenso, es conveniente acudir al médico, quien podrá recetarnos antiinflamatorios orales o cremas con corticoides para bajar la inflamación.

Por supuesto, posteriormente deberemos mantenernos alejados del sol durante unos días para facilitar la curación de la quemadura y no empeorar su estado.

¿Has abusado del sol? Es hora de visitar al dermatólogo

Si eres de las que se ha pasado horas y horas bajo el sol buscando el bronceado perfecto, puede que sea un buen momento para realizar una revisión a fondo de tu piel. Además de la autoexploración, clave para la detección precoz de los distintos tipos de cáncer de piel, es recomendable realizar una visita al dermatólogo para que nos examine detenidamente y pueda ver la evolución de manchas y lunares.

Una visita al dermatólogo una vez al año para controlar el número de lunares y manchas y su crecimiento, sobre si tenemos antecedentes familiares de melanomas u otros tipos de cáncer de piel, nos ayudará a mantener la buena salud de nuestra piel verano tras verano.

Tomar el sol de manera responsable, evitando las horas de más calor, utilizando una protección adecuada y renovándola cuando sea necesario, es la mejor forma de proteger nuestra piel.

Imágenes | BeachRiot, iStock
En Trendencias Belleza | La primavera ya está aquí, ¿tienes tu piel lista para recibirla?

Ver todos los comentarios en https://www.trendencias.com

VER 0 Comentario

Portada de Trendencias