Dieta: prepara tu cuerpo para el verano (III)

Dieta: prepara tu cuerpo para el verano (III)
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Hoy adelantamos un día la tercera semana de la serie de entradas sobre la dieta para preparar tu cuerpo para el verano, y en esta ocasión puede parecer muy similar a la de las semanas anteriores pero hemos recortado los hidratos de carbono un poquito, manteniendo la cantidad de proteínas ingeridas muy estables, aunque aún tenemos una carga de energía aceptable para el quehacer diario.

En esta nueva entrada o semana de la dieta para preparar tu cuerpo para el verano hemos quitado muchos de los sándwich que os proponíamos con el fin de ir eliminando de la dieta los hidratos de carbono, incluso los complejos, para que el sobrante de energía que nos suministran no se conviertan en grasa.

Como podéis ver a simple vista la dieta sigue siendo lo más variada posible, y aunque siempre nos movemos dentro de una serie de alimentos que tienen poca grasa y no tienen mucho azúcar (o nada) cada vez metemos algo de variedad para que no se haga monótona y disfrutemos con la comida.

Las pautas

Las pautas no varían tampoco, éstas nos van a acompañar hasta el fin de la dieta pero como no hay que olvidarlas no cuesta nada volver a hacer hincapié en lo que venimos diciendo desde la primera, recortar la sal y beber mucho agua, de 2 a 3 litros diarios hará que no retengamos nada de líquidos (tomar cola de caballo si tenéis un exceso de retención).

Di adiós a los vicios, nada de alcohol ni siquiera en los días libres, y en estos periodos que os dejamos libertad absoluta recordar comer con cabeza, de nada sirve que hasta el sábado hagamos una dieta equilibrada y recortada de hidratos si luego cuando tienes libertad nos llenamos de comida basura o bollería industrial.

Una recomendación para estos días de libertad es comer algo que nos encante (si te puede resistir sin ello pues aún mejor), por ejemplo una pizza o una hamburguesa con patatas, pero el resto de comidas hacerlas muy similares, sino idénticas, a las que os proponemos cualquier día de la semana. Esto se hace más que nada para llevar perfectamente el aspecto psicológico de la dieta.

La dieta






El consejo semanal

Ya hemos tratado el tema de los hidratos de carbono y el tema de proteínas, así que como os podéis imaginar hoy vamos a hablar un poquito de las grasas, sin entrar mucho en detalle para no volveros muy locos.

Como todos nos podemos imaginar la grasa no se tiene que transformar en grasa puesto que ya lo es y por tanto se almacena siempre como tal, y se puede decir que es un combustible energético muy pobre para nuestro organismo, es como hablar del diesel y la gasolina, la grasa es el diesel que se usa para momentos en los que no se necesita mucha energía, por ejemplo trotando, dando paseos o ejercitándose a un 65% de nuestro ritmo cardiaco máximo.

Podríamos pensar que lo ideal es no tomar nada de grasa, pero esto no es del todo cierto ya que lo ideal es tomar grasa con moderación pero a poder ser grasa “buena”. Se llama grasa “buena” a las grasas insaturadas (que pueden ser monoinsaturadas o poliinsaturadas), mientras que las que conocemos como grasas “malas” son las grasas saturadas y las grasas trans, que podemos decir que eran insaturadas que han pasado a ser saturadas.

Con esto sabemos que debemos evitar las “malas” ya que elevan el colesterol, algunos ejemplos: bollería industrial, mantequillas, aceite de coco, aceite de cacahuete, crema de cacao, sebos, mantecas… Nuestro cuerpo sólo las usa básicamente para producir energía, pero como hemos hablado antes cuando no se necesita de energía de calidad como el glucógeno.

Las grasas “buenas” reducen el colesterol, ayudan a asimilar las proteínas, a proteger órganos vitales, ayudan a retrasar el catabolismo muscular… de ahí lo de buenas, pero se deben comer con moderación. Ejemplos de alimentos que tienen estás grasas: frutos secos, aceite de oliva, aceites de pescado, girasol, soja…

Aunque habíamos dicho que no íbamos a entrar en mucho detalle creemos que es importante hablar de dos subtipos de grasas poliinsaturadas como son: las grasas omega 6 que se encuentran en las semillas de girasol, el germen de trigo, el sésamo, las nueces, la soja, el maíz y sus aceites; y las grasas omega 3 que se encuentran en varios pescados azules como el salmón, la caballa, el arenque o la trucha, y también en distintos frutos secos y aceites como las nueces, semillas de colza, semillas de soja, semillas de lino y sus aceites. Debemos saber básicamente que son muy necesarios para el crecimiento y el desarrollo, así como para mantener una buena salud.

Imagen | Web de Victoria’s Secret

En Arrebatadora | Dieta: prepara tu cuerpo para el verano (I), Dieta: prepara tu cuerpo para el verano (II)

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