Pasamos por fin el ecuador de semanas en la serie de entradas sobre la dieta para preparar tu cuerpo para el verano, y esta vez hemos cambiado el desayuno siempre a la avena, salvo viernes y sábado, y hemos recortado un poco la ingesta de hidratos de carbono.
En la dieta para preparar tu cuerpo para el verano estamos siguiendo un orden de ir recortando calorías provenientes de los hidratos de carbono, en vez de hacer como las dietas estrictas que recortan desde el principio y luego tienen esos famosísimos efectos rebote donde se recupera todo y más de lo perdido.
La dieta sigue siendo lo más variada posible, baja en grasa y azúcar es lo más bajo posible, creemos que es llevadera, pero recordar, lo más importante es (como venimos diciendo desde la primera entrada) que aprendamos a comer de una forma equilibrada, sana y limpia, es decir, aprender a comer (y complementarlo con ejercicio).
Las pautas
Aunque nos repitamos semana tras semanas queremos que tengáis en cuenta las pautas de siempre, recortar la sal y beber mucho agua, de 2 a 3 litros diarios hará que no retengamos nada de líquidos (tomar cola de caballo si tenéis un exceso de retención).
Nada de alcohol ni de comida basura o bollería industrial y los días de libertad lo ideal es seguir la misma pauta que seguimos en el resto de comidas, sino idénticas, a las que os proponemos cualquier día de la semana. Recordar que la libertad se hace más que nada para llevar perfectamente el aspecto psicológico de la dieta y si hay algo que deseáis con obsesión es mejor comerlo.
La dieta
El consejo semanal
El otro día nos quedamos en hablar de las calorías pero además es importante tener en cuenta otros factores como la forma de prepararlos, de acompañarlos, de presentarlo o de condimentarlos, ya que es fundamental en el aporte genérico que hacen los mismos alimentos en cada caso. Por ejemplo, no es lo mismo comer patatas asadas que patatas fritas, no es lo mismo comer atún al natural o atún en aceite de oliva o no es lo mismo cualquier producto fresco que enlatado o embutido.
A todo esto hay que añadir la cantidad de agua que tenga un producto ya que eso es energía vacía, por ejemplo, cuando se seca un producto como las pasas engordan mucho más que la uva en su estado natural, ya que si comemos la misma cantidad para saciarnos estaremos cuadriplicando incluso la energía que tomamos.
Aunque se puede bajar esa relación cuando las hervimos y absorben el agua, como el arroz o la pasta, que al cocerse retienen el agua y se inflan bajando mucho su proporción de aporte calórico por cantidad consumida, así que tened en cuenta que los gramos de los productos que compramos son los del alimento tal cual está antes de prepararlo.
El caso contrario a hervir es el de freír ya que a las calorías del producto hay que añadir la del aceite o la mantequilla que usemos para cocinarlas. Así que si no queremos añadir calorías a los alimentos lo ideal es cocinarlas sin aceite, bien a la plancha, al vapor o a la parrilla, y condimentar las ensaladas con poco aceite (siempre de oliva), con vinagretas o salsas ligeras.
Imagen | fondos7.net
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