Aunque comenzó a venderse como un aceite para bebés, el aceite Johnson ha pasado a ser tratamiento diario de adultos tras salir de la ducha. Yo lo uso desde hace años y aunque alguna vez le soy infiel con algún body milk (sobre todo en verano, con las cremas olorosas de Sephora) siempre vuelvo a él.
En realidad tiene múltiples usos, y no solamente el de hidratante post-ducha. Se puede usar también para depilarnos con cuchilla, ya que permite que la cuchilla se deslice más fácilmente, y también lo usan las embarazadas contra las estrías que les salen en la tripa. Hay quien lo utiliza para desmaquillarse (aunque las de piel grasa, como yo, no deberían).
Está compuesto simplemente de aceite mineral y perfume, y Johnson lo comercializa en nuestro país en tres versiones: la standard, con aloe vera y con lavanda para ayudar a dormir. Mi favorita es la de aloe vera, porque tiene un ligero perfume y en mi opinión se nota la hidratación extra. Para usarlo en la ducha lo ideal es aplicártelo antes de secarte y posteriormente ponerte un albornoz. De esta manera dejarás que el aceite penetre en la piel y, aunque después te seques, ya tendrás formada una película protectora.
El film hidratante que deja-que no es nada pegajoso-dura todo el día, creando una especie de barrera protectora y dejando la piel muy suave y elástica. Eso sí, a los que no uséis albornoz en la ducha y sí toalla os recomendaría que no frotárais la piel acto seguido de aplicaros el aceite puesto que podéis llevaros con ello casi todo el producto. Lo ideal es dejar que se asiente un ratito sobre la piel y después secar con cuidado.
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