La máscara de pestañas Great Lash de Maybelline, tan famosa con sus colorines verde y rosa, ha ocupado durante años el hit parade de los premios de belleza de foros, revistas y profesionales de la belleza. Se supone que era una maravilla, que los maquilladores la veneraban, pero la verdad es que, cuando Maybelline llegó a España y la compré, me pareció malísima.
Es una máscara normal y corriente, incluso yo diría por debajo de la media, como las que puedes encontrar en cualquier bazar chino a un euro, sin ninguna característica que la haga especial: ni cepillo que alargue, ni que dé volumen, ni nada de nada. Te emborrona el parpado inferior a la mínima, te hace pegotes y te deja las pestañas más o menos como estaban.
Desde que internet se generalizó han comenzado a surgir voces críticas y más aún desde que la web 2.0 permite que los propios usuarios hagan los contenidos: es difícil encontrar una usuaria que le guste. Aún así sigue siendo la máscara de pestañas más vendida de América, por encima de productos de la misma marca posteriores y mucho mejores. Dicen los entendidos que su valor viene de que, por su simpleza, puede usarse de la manera que quieras, simple, ligera, más cargada...Es decir, que es muy versátil.
Aún así os recomiendo que, si queréis un rimmel asequible de precio, elijáis otro, porque la Great Lash es, simplemente, dinero tirado a la basura.