Empecé a usar la técnica Gua Sha por un tic en la cara y me quedé por la sorpresa que me llevé

¿Funciona este truco de belleza natural o es otro invento más para sacarnos los cuartos?

Pasa algo al usar las redes sociales y es que a una le acaba pareciendo que todo el mundo tiene la misma cara. Entre filtros, trends de maquillaje y retoquitos estéticos se ha producido un fenómeno llamado "la cara de internet" y que no es otra cosa que ese rostro ideal formado por las modas del momento y que todas las chicas de éxito que aparecen en tu timeline parecen tener de repente. Menos tú, claro. Por suerte, las redes, como el hada madrina de la Cenicienta, se aparecen también en el momento en el que lloras desconsolada por tu falta de definición en la línea mandibular con una solución al alcance de todos: la Gua Sha.

El lifting milenario

Si no quieres pasar por el cirujano o no tienes dinero para pincharte ácido hialurónico y cía, existe una vertiente estética natural: el facialismo. Según lo define en su web la Doctora Pérez Sevilla, experta en medicina y cirugía estética facial, se trata de una rama que comprende cuidados faciales no médicos ni quirúrgicos que prometen "mejorar el rostro a nivel de calidad de piel, músculos y fascias".

Esto pasa por la higiene facial, el masaje facial o la joya de la corona: el drenaje linfático. Y aquí es donde entra la Gua Sha, que no es otra cosa que un masajeador facial que se usa con una técnica milenaria de la medicina tradicional china. Consiste simplemente en deslizarla con presión sobre la piel con unos movimientos concreto y las redes sociales se han llenado, en los últimos años, de tutoriales que te enseñan a usarla.

Sobre el papel, los beneficios que se prometen van desde mejorar la circulación, hasta a bajar la hinchazón de bolsas y ojeras, pero también flacidez, la eliminación de toxinas y el reclamo más atractivo: un efecto lifting. Muchas influencers juran que les ha cambiado la cara y muestran sorprendentes comparaciones de un "antes" y un "después".

Sin embargo, ya nos vamos percatando de que, en muchas ocasiones, aquello que vemos en las redes es una realidad sesgada. Así que, a continuación voy a contar mi experiencia usando este masajeador, con sus luces y sombras

¿Gua sha o guasa?

En 2021 yo no había oído en la vida hablar de algo llamado "gua sha", pero entonces alguien me regaló una y, al leer en la caja lo de que usarla tenía efecto lifting, me reí y la guardé en un cajón del que no salió hasta que me dio un tic en la ceja que no se me iba.

Me acorde de este masajeador y me lo pasé por la zona con la esperanza de que cesara y resultó tan efectivo que me interesé por aprender a hacerme un masaje facial completo. No esperaba un lifting, solo relajar el resto de mi cara.

El masaje me resultó agradable al estilo de cuando vas al fisio y sientes la tensión abandonar tu cuerpo, además, descubrí que me relajaba tanto que me dio un sueño riquísimo y me ayudó a dormir mejor.

La sorpresa inesperada fue cuando, a la mañana siguiente, me miré al espejo y no era la misma que cuando me fui a la cama. Estaba resplandeciente. Al principio, no lo asocié a la gua sha, pero luego hice las cuentas y, aunque no tengo forma científica de demostrar que fue por aquel masaje, es la explicación que a día de hoy sigo dándole.

Desde entonces, la uso regularmente por las noches. Sobre todo, por lo que me ayuda a dormir y a relajarme. Sin embargo, he seguido notando ese resplandor y cómo las líneas de expresión de mi entrecejo siempre fruncido desaparecen algunos días (o, al menos, a mí me lo parece). De hecho, según explica Lena de Pons, farmacéutica experta en cuidado facial, esto se puede explicar porque "al relajar los músculos de la cara la gente puede percibe disminución de arrugas, sobre todo las de expresión".

Sin embargo, tengo que decir que no he notado ningún cambio permanente en mi cara. Mi estructura facial sigue siendo aquella que me dieron mis padres, hábitos y factores medioambientales. Así que, a la pregunta de si la gua sha funciona o es una guasa, solo puedo responder que depende de para qué la quieras.

Si buscas que actúe como sustituta del botox o de un lifting y que te quite 10 años de encima, es muy probable que te vaya a decepcionar. Por el contrario, si solo le pides regalarte un momento de mimo y relajación en tu rutina de belleza, estás tardando en comprarte una. Al fin y al cabo, dicen que nada rejuvenece tanto como un rostro descansado.

Foto de portada | Cortesía de You Are The Princess

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