Se habla mucho últimamente de la importancia de salir de la zona de confort, sin que quede demasiado claro por qué hay que hacerlo. También se nos invita constantemente, desde la publicidad, las películas, los libros y artículos en la red a cumplir nuestros sueños, pero muchas veces falta añadir que para conseguirlos no basta con soñar, hay que marcarse unas metas claras y ponerse a trabajar en serio para lograrlas.
La zona de confort es ese conjunto de lugares, comportamientos, relaciones y actitudes, con los que nos sentimos cómodos por resultarnos conocidos, aunque no siempre nos gusten. Intentar salir de ella sin un objetivo que nos impulse a superar los miedos resulta muy difícil, al igual que imaginar cómo es la vida que queremos, sin atrevernos a hacer los cambios necesarios para alcanzarla, rara vez puede dar resultado.
En el siguiente vídeo se explica de forma muy clara y motivadora, el proceso necesario para poner en marcha nuevos retos y qué resistencias solemos encontrar:
No se trata de caer en el pensamiento mágico de que por creer muy intensamente que vamos a lograr nuestro sueño, este se va ha hacer realidad, hay que actuar en consecuencia. Salir de la zona de confort da miedo sí, pero a cambio tiene recompensas maravillosas, la mayoría inesperadas, porque estamos explorando caminos por los que nunca antes nos atrevimos a pasar.
A veces nos puede salir bien y otras no tanto, pero por lo menos ya lo estamos intentando, y mientras disfrutamos de la satisfacción que implica aprender, crecer y sentir que nos superamos.
¿Qué os aparecido el vídeo? ¿Os atrevéis a soñar?
Foto | LOOKBOOK
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