El verano es una época magnífica para hacer nuevos descubrimientos cosméticos. Tenemos la piel al sol y le aplicamos continuamente cremas o lociones, lo que nos da oportunidad a probar y comparar. Hoy os traigo uno de mis últimos descubrimientos, el gel hidratante Pure Calmille de Yves Rocher.
En realidad el descubrimiento ha sido un poco agridulce, ya que creo que quienes más os podéis beneficiar de esta crema sois las más jovencillas. Vuestra piel aún no os pide demasiado y por tanto este gel os vendrá de perlas para la cara. El resto la puede usar para otros cometidos, que es para lo que yo lo he usado.
Viene en un tarrito de unos 40 ml y es muy baratito, unos 10 euros. Sin embargo ya sabéis que Yves Rocher se caracteriza por sus maravillosos descuentos, así que probablemente lo podréis comprar mucho más barato. Lo que menos me ha gustado ha sido que el botecito no está muy bien diseñado para acceder al producto cuando ya queda poco.
Se trata de un gel hidratante muy fluido y ligero, fresquísimo, con un olor maravilloso-es lo mejor que tiene la marca, sus aromas-que puede ser un clon barato de algunas otras marcas más caras (como el gel hidratante que tiene Biotherm, por ejemplo). No se absorbe especialmente rápido, así que si tenéis la piel grasa deberíais aplicaros muy poca cantidad y extenderla bien.
Yo lo he usado para después del sol-tiene un efecto frescor inmediato- ya que la piel “se bebe” las hidratantes y es el momento en el que se mejor se absorbe. También lo he usado en pies y manos, aunque en estas últimas hay que tener mucho cuidado con no usar producto en exceso porque te pueden dejar las manos demasiado grasosas.
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