Desde mayo no habíamos vuelto a ver a Kate Moss protagonizar una portada. Entonces fue Vogue UK, hoy el protagonismo es para Harper's Bazaar Ucrania, donde la británica se convierte en protagonista de la manera más natural.
Muy fiel a su estilo, como si el fotógrafo Terry Richardson no hubiera estado horas y horas de trabajo, la modelo nos muestra un look de Roberto Cavalli y Salvatore Ferragamo que bien podría haberse rodado en Ibiza. Bikini, playa, hiper natural, blusón y pelo recogido muy despeinado.
Hay varios gestos raros en Kate Moss. Para empezar, el gesto. Entre cansada, despreocupada, casi abstraída en otro lugar y momento. Hay algo que no me termina de convencer, y miro fijamente los labios pensando que está ahí el detalle.
En la mirada, la sorpresa llega con la máscara de colores, un suave toque azul. No hay maquillaje aparente, de color me refiero, porque sí se aprecia mucho trabajo de cobertura y un curioso toque anaranjado en cuello y rostro.
Quizá esta portada parece más de un catálogo de moda de baño que de una topa como Kate y una revista como Harper's Bazaar.
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