A principios de año, Nuria nos explicó qué es una alergia de contacto, esa reacción inmunológica de hipersensibilidad a un componente presente en el cosmético que estamos usando.
Estas reacciones alérgicas son muy variadas y nadie está a salvo de ellas, aunque somos muchas que, como yo, tienen la suerte de no padecer ninguna (estoy cruzando los dedos de los pies mientras tecleo en mi portátil).
Existe una que, por su curiosidad y difícil diagnóstico por parte de las usuarias, he querido explicaros: la alergia de contacto provocada por el esmalte de uñas. Lo curioso es que la alergia no se presenta en la propia uña sino en la piel de lo que la mano toca o roza.
Puedes ser alérgica al formol y sus derivados, al tolueno, al niquel que contiene la bolita que hace clic-clic cuando sacudimos el tarrito del esmalte o colofonia (una resina) y no saberlo.
Son ingredientes típicos del esmalte de uñas. Una vez maquillada la uña, la cual no sufre ninguna reacción ni molestia, llega hasta la piel cuando te tocas la cara, te acaricias las manos o el cuello masajeando tus cervicales. Ese contacto sí provoca una reacción alérgica. ¡Fatal en los párpados!.
Si te pasa esto, no temas: sólo tienes que buscar esmaltes hipoalergénicos. Sus fórmulas están libres de formaldehídos, tolueno y colofonia pensados especialmente para tí. No te extrañará más que no lleve bolita en su interior.
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