Siempre os animo a que os dejéis aconsejar por la dependienta de la perfumería cuando tengáis dudas de maquillaje o queráis cambiar de tratamiento cosmético. Desafortunadamente no todas las dependientas son expertas y hay que ser más lista que ellas. La clave para detectar si está bien formada es simple.
Las arrugas se ven, la flacidez también así como las manchas oscuras o unas ojeras pronunciadas. Pero hay informaciones que no puede saber si además de observarte bien no te preguntan a tí. Si la dependienta te echa un vistazo rápido y no te pregunta nada, acto seguido te aconseja sin más una crema, un suero o un contorno de ojos, no te fíes.
¿Sabe cómo sientes tu piel, qué texturas prefieres? Una dependienta experta debe escuchar y preguntar, no adivinar. Yendo más lejos, necesita además preguntarte qué esperas del cosmético que estás buscando, qué necesidad quieres cubrir? Puede que tengas muchas arrugas pero no te preocupen, te importa más el tono apagado de tu piel estresada, por ejemplo. Estás buscando una revitalizante, no una antiarrugas.
Es importante que te dejes aconsejar pero más importante todavía es salir de la perfumería con lo que has ido a buscar. ¿Has comprado además ese producto que no habías ido a buscar? Pues genial, pero haz que la dependienta te escuche. Si no hace preguntas, no observa y no escucha, no es la profesional experta que andas buscando.
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