La espuma del pelo, se ha abierto camino entre las gominas y las lacas por su textura suave, por su olor, porque mantiene el pelo natural y porque hay para todo tipo de cabellos: espuma para alisar, para rizar, para dar volumen, espumas con color,... Son muchos los tipos de espumas que hay y dependiendo de la marca será mejor o peor, por ejemplo, pantene y llongueras, son para mí las dos espumas que mejor me van.
Aunque no lo parezca, al igual que otros productos de fijación, la espuma es un producto muy agresivo para el pelo, por eso, si se usa a menudo, es aconsejable utilizar mascarilla hidratante todas las semanas o alguna ampolla capilar reparadora.
No creo en las espumas alisantes. Para ayudar a alisar el cabello, me decanto más por un gel o serum alisador, ya que deja el pelo mucho más suelto que la espuma, más brillante y más natural.
Espumas para rizar el pelo, prefiero la espuma a la gomina, porque no apelmaza el pelo y mantiene un rizo muy bonito (aunque hayan personas que se lo tengan que trabajar un poco). Lo malo, es que la espuma hace menos efecto mojado que la gomina.
Las espumas para dar volumen. Por mucha espuma que te pongas, si no se hace un buen cardado de pelo, volumen no va a dar mucho. Para dar volumen, lo mejor es cardar y poner laca.
La espuma de color me parece un buen invento para las personas que quieran cambiar el color del pelo sin necesidad de tapar canas, sobretodo para la gente joven con ganas de cambiar. Es muy fácil de aplicar, pero no deja tanto brillo como los tintes vegetales, a parte, los colores fuertes (como el caoba), dan un resultado muy artificial. Aguanta muy poco el color, con lo cual hay que estar retocando con la espuma más veces que con cualquier otro tinte.
El secreto de la espuma es, trabajar mucho el pelo y no poner una cantidad excesiva, sino, el pelo se queda apelmazado.
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