Llevo 7 años sin comer carne y tan feliz

Menuda bulla se ha montado esta semana con el informe publicado por la OMS relacionando el consumo de carne procesada con el cáncer colorrectal. Ha provocado reacciones de todo tipo: los que se han sentido atacados, los que sospechan que no es cierto, los que se han pasado el día repitiendo “te lo dije” y también un buen número de personas que se están planteando abandonar la carne, aunque no saben si serán capaces de soportar semejante “sufrimiento”.

Este post, como siempre, es para todo el mundo, pero en especial para quien se esté planteando dejar de comer carne y piense que le va a resultar muy complicado. Llevo más de 7 años sin probarla y pocas cosas en la vida me han resultado tan fáciles de conseguir, ¡ojalá dejar de fumar hubiera sido también tan sencillo!

Sean cuales sean tus razones, éticas, ecológicas o nutricionales, el cambio no tiene porqué ser traumático, al contrario, ganas mucho más de lo que pierdes, al menos esa es mi experiencia.

Posibilidades infinitas

Existe la falsa creencia de que si dejas de comer carne la única opción que te queda es alimentarte con lechuga, pero si te paras a pensar hay multitud de posibilidades que conoce todo el mundo que no incluyen cárnicos (o se pueden eliminar sin apenas notarlo) y que podrás seguir disfrutando.

Ejemplos: Macarrones o spaghetti con una salsa casera de tomate y albahaca, las pizzas (con queso vegano o normal), las patatas fritas, el pisto manchego o la fritada aragonesa, la crema de calabaza, la paella de verduras, el hummus, el guacamole, la porrusalda, las espinacas con pasas y piñones, la ensalada de pimientos malageña, la escalivada catalana… ¿Sigo?

Todos estos platos ya los conocemos, pero es que además podemos incorporar muchos más incluyendo todo tipo de verduras, legumbres (con curry, estofadas, en ensalada…), frutos secos, preparados con soja o seitán para sustituir hamburguesas y salchichas, mijo, quinoa etc. En Directo al paladar tienen un sinfín de recetas vegetarianas deliciosas y fáciles de elaborar.

Está mal que yo lo diga, pero, por poner un buen ejemplo, hago unas fajitas con tofu y unos burritos de seitán tan buenos que hasta los amigos más carnívoros me han felicitado por ellos (uno incluso no se dio cuenta del cambiazo). Que nuestra dieta sea aburrida no depende de comer carne o no, sino de lo aburridos que seamos nosotros a la hora de planificar nuestras comidas.

Si nos gusta comer variado seguiremos teniendo muchas opciones, pero si cada día nos limitamos al bocata de embutido, al bistec o al pollo a la plancha, de entrada tampoco se puede decir que seamos unos amantes de la diversidad precisamente.

La salud bien, gracias

Una de las principales preocupaciones cuando dejamos de comer carne es evitar un déficit de hierro, pero si miramos el listado de 6 alimentos con más hierro, la mitad (cereales integrales, legumbres, espinacas o acelgas) no son de origen animal. De hecho la carne ocupa el último lugar de la lista.

En mi última analítica, de hace unos meses, todo estaba perfecto. Hierro, vitaminas, colesterol, triglicéridos, azúcar… Cada cosa en su justa medida, ya que por un lado con mi alimentación consigo todos los nutrientes que necesita mi cuerpo, y por otro, al dejar de comer carnes procesadas he eliminado de mi dieta gran parte de las grasas saturadas.

Cuidado, porque seguir una alimentación vegetariana no siempre es sinónimo de saludable, ni de baja en calorías, todo dependerá de los alimentos que escojamos, pero en cualquier caso aumentar el consumo de frutas y verduras, siempre es positivo. Por otra parte, dejar de comer carne también nos incita a interesarnos más por las propiedades de los alimentos, y su aportación en vitaminas o minerales, algo que no suele ser tan habitual cuando se come de todo.

Es muy común que la gente desconfíe de que no tengas carencias nutricionales, pero nadie se cuestiona si un "carnivoro" come suficientes vegetales. Son contradicciones con las que te vas a encontrar a menudo y aquí viene otra cuestión a tener en cuenta, vas a necesitar un poco de paciencia.

Es un tema delicado

Si algo he aprendido en estos últimos años es que alimentarse de forma diferente (sea vegana, vegetariana o flexitariana) puede herir susceptibilidades. No hace falta que digas nada en especial, cuando comes fuera o te invitan es fácil que en algún momento tengas que pedir amablemente que no te incluyan algún ingrediente, porque casi todo lleva carne, ¡hasta el sandwich vegetal lleva pavo! Ahí es cuando explicas que no la comes y empiezan los interrogatorios de tercer grado.

¿Por qué? ¿Pero foie gras sí que comes no? ¿Ni siquiera jamón? ¿Sabías que los pimientos también son seres vivos? ¿Y no tienes anemia?... Y así se van sucediendo las preguntas y las excusas (que no has pedido), hasta que todo el mundo acaba medio cabreado, como si con tu alimentación les estuvieras acusando de algo.

¿Solución? A mí me funciona aparcar el tema mientras estamos comiendo. Comento que es algo que es mejor hablar en otro momento y si alguien tiene realmente interés siempre se puede dialogar después tranquilamente, sin el clima de crispación que se suele formar en una mesa compartida.

Esta quizá es la única parte un poco fastidiosa de dejar de comer carne, pero con el tiempo todo el mundo se acostumbra a tu alrededor, y aprendes también a lidiar con los nuevos “ofendidos”. Por lo demás, como decía en el título, yo sigo tan feliz y dispuesta a continuar así toda la vida.

¿Alguien más en la sala? ¿Nos cuentas tu experiencia?

Fotos | LookBook | Nadja Tatar
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