No sé si eres de las que usa corrector de ojeras muy a menudo. Yo sí que soy una auténtica fan de estos productos y es por ello que he aprendido a sacarle mucho partido, es decir, a usarlo para distintas finalidades. Un corrector de ojeras tiene como misión disimular esa zona sombría que aparece bajo los ojos, pero puedes utilizarlo para mucho más.
Mi corrector favorito es el Magic de HR, y lo es porque además de corregir ilumina. Esta iluminación es muy útil cuando queremos usarlo en otras zonas de la cara, como por ejemplo longitudinalmente junto a la nariz, difuminando hacia fuera. Si tienes la nariz un poco gruesa servirá para afinarla y hacerla un poco más delgada visualmente.
También se puede utilizar un corrector para dar luz a la mirada, aplicándolo sobre el párpado (sin sombra encima) o bien sobre el arco supraciliar, que hoy en día solemos llevar depilado debido a la moda imperante en cejas. Os sorprenderéis bastante de ver cómo cambia la mirada con este sencillo gesto. Incluso Benefit vende un lápiz iluminador para la ceja para este mismo cometido.
Por supuesto el usarlo para camuflar una rojez o un pequeño granito es algo que hemos hecho todas. Os recuerdo que las rojeces se disimulan con corrector verde y que los granitos se cuidan mejor con lápices como el de Normaderm que además secan. Los correctores en distintos tonos se venden ya por todas partes, incluso en marcas baratas.
Por último hay otros dos lugares en los que suelo usar mi corrector: uno es en las llamadas arrugas nasogenianas (las que van de la nariz a la boca), para intentar que queden menos visibles, y otra es en la parte externa del ojo, ya que se suelen crear zonas oscuras. Para ello aplicas una cantidad mínima con el dedo índice y difuminas hacia arriba.
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