Lástima que American Horror Story ya tiene tema para la siguiente temporada porque después de leer el informe de la defensora pública Letitia James sobre los salones de manicura de Nueva York, me parecen lugares de los más adecuados para pasar auténtico terror.
En su denuncia declara que el 56% de los salones de manicura de NYC estaban inclumpliendo las normas de salud y seguridad entre 2008 y 2012 ¡Más de la mitad! Y no parece que haya mejorado la cosa.
La peor parte se la llevan los trabajadores (la mayoría mujeres) que se ven expuestos a combinaciones de sustancias químicas que pueden ser peligrosas para su salud, tal como indica la Administración de Seguridad y Salud y la Agencia de Protección del Medio Ambiente en el trabajo.
De un total de 10.000 sustancias químicas contenidas en los productos para uñas, solo se ha probado la seguridad de un 11% según indica el informe.
Sin una regulación que obligue a una ventilación correcta, las encuestas reflejaron que el 71% de las empleadas nunca o rara vez usan mascarillas, el 63% no usa gafas, y el 46% no usa guantes. Así que no es de extrañar que frecuentemente sientan dolores de cabeza, mareos o irritación en los ojos y en los pulmones.
Los clientes no están expuestos durante tanto tiempo a estas sustancias tóxicas, pero evidentemente también las respiran en cada visita. Por si fuera poco han aumentado las denuncias por infecciones por estafilococos y hepatitis por falta de higiene y limas de uñas reutilizadas .
El 75% de los salones de todo el país no siguen las reglas establecidas para equipos de desinfección y los inspectores (unos 27 para 5.000 salones) no dan abasto.
Además falta una normativa para regular la fabricación de las lámparas de secado de uñas, con los peligros que conlleva la luz ultravioleta.
Resumiendo, aunque Letitia James ha propuesto un programa de manicura y pedicura saludable, subvencionando las empresas que se comprometen a utilizar productos no tóxicos y mejorar sus sistemas de ventilación, no parece que una gran parte vayan a dejar de ser lugares de riesgo a corto plazo.
Lo cual me ha hecho pensar inevitablemente en la cantidad de salones nuevos que aparecen como setas en nuestras ciudades, con precios cada vez más reducidos. Personalmente nunca me han inspirado mucha confianza, pero después de leer esta noticia todavía menos.
¿Qué pensáis? ¿Creéis que en España puede estar pasando algo parecido?
Más información | How Safe is Your Nail Salon? (Informe completo en PDF)
Foto | Adam Fagen
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