Muchas veces intentamos seguir un plan de ejercicios o una dieta a rajatabla y no vemos resultados: ¿qué está pasando? Seguramente estemos dando demasiada importancia a algún factor, mientras nos olvidamos de otros. Por eso hoy hablamos de los tres pilares de un cuerpo sano.
Nuestro cuerpo es como un coche de tres ruedas: si una de las ruedas falla, el coche avanzará a trompicones, o no se moverá en absoluto. Vamos a analizar los tres pilares de un cuerpo sano: alimentación, ejercicio y descanso.
Alimentación saludable
Los tres pilares son importantes por ese orden: si queremos tener un cuerpo sano, lo primero que debemos tener en cuenta es si llevamos una alimentación saludable y equilibrada. No me gusta el término "dieta", ya que implica un tipo de conducta que acabará algún día. Una alimentación saludable no debe tener una fecha de fin, sino más bien convertirse en un hábito y un estilo de vida.
Comienza el día con un buen desayuno que será la comida más importante del día, ingiere algo ligero a media mañana para no llegar con mucha hambre a la comida, toma una pequeña merienda a media tarde y realiza una cena ligera. Intenta hidratarte antes de tener sed y toma alimentos que sean ricos en agua, como frutas y verduras.
Destierra los malos hábitos alimenticios, como la comida rápida o el alcohol, o limítalos a las ocasiones especiales. Vigila la forma de cocinar los alimentos: di "adiós" a las frituras y "bienvenidos" a los platos menos procesados. Sé natural: mejor una naranja entera que un brick de zumo.
No olvides que una alimentación saludable debe ser también variada e incluir todos los nutrientes que tu cuerpo necesita. Olvídate de eliminar grasas o hidratos, porque cumplen funciones necesarias en nuestro organismo. Come lo que necesites (no lo que se te antoje) con moderación: en el término medio está la clave.
Ejercicio diario
No hay excusas para no hacer una hora de ejercicio diario. No hace falta que sea un deporte de alta intensidad: simplemente con movernos ya notaremos un buen cambio. Nuestra vida es cada vez más sedentaria, así que... ¡muévete!
La primera hora de la mañana es ideal para practicar ejercicio: sí, cuesta trabajo levantarse de la cama y ponerse a correr o a hacer sentadillas, pero los resultados merecen la pena. Si no encuentras tiempo a lo largo del día para ir al gimnasio, quizás puedes levantarte media hora antes y practicar un poco en casa.
Acudir regularmente a un gimnasio, donde disponemos de todo el material necesario y del asesoramiento de los instructores, es lo ideal; pero no es la única opción. Apuntarte a un grupo de running o a un estudio de Pilates, contratar un entrenador personal, además de entrenar en casa, son otras posibilidades que puedes barajar.
El descanso es necesario
En cualquier plan de entrenamiento encontraréis días de descanso: y es que el descanso es el tercer pilar de un cuerpo sano, aunque muchas veces nos olvidemos de esto.
Cada semana deberíamos tener, por lo menos, un día de descanso total o descanso activo: si no eres capaz de pasar un día sin ejercicio, puedes limitar la actividad del día de descanso a algo suave como un paseo por el parque o jugar con tus hijos o sobrinos.
Intenta dormir ocho horas al día: sé que es complicado en estos tiempos, pero el cuerpo lo agradecerá. Dormir nos ayuda a recargarnos de energía para estar activos al día siguiente. Además, nos ayudará a tener mejor aspecto: piel más tersa y brillante, menos ojeras y arrugas... ¡Todo son ventajas!
En resumen: aliméntate bien, realiza ejercicio a diario y descansa como te mereces. Convierte estos tres pilares en hábitos presentes en tu vida y verás como, además de estar sano, sonreirás más.
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