Esta es una de esas historias que nos obligan a reconsiderar (una vez más) los límites que solemos imponernos a diario. Madeline Stuart, de 18 años y con síndrome de Down se propuso hace unos meses ser modelo y ya tiene su primer contrato con una firma de ropa deportiva.
Entonces se decidió a perder peso y ha conseguido bajar 20 kilos, gracias sobre todo a la práctica continuada de danza y natación, entre otros deportes y un cambio de hábitos alimenticios, sustituyendo la comida basura por alimentos saludables.
Si quieres… vale la pena intentarlo
Manifesta, la marca que ha fichado a Madeline como modelo, apuesta por todo tipo de tallas y formas, por lo que siempre puede haber quien se cuestione ¿Era entonces necesario que adelgazara, para encajar en el catálogo? ¿Por un lado se defiende la diversidad y por otro cedemos ante la norma?
En este caso no es así, el propósito de adelgazar surgió inicialmente de Maddy y le sirvió para darse a conocer en los medios y las redes sociales. Así fue como esta y otras empresas con las que ya está negociando acuerdos se fijaron en ella.
Bajar un número tan importante de kilos no es fácil para nadie y el reto toma mucho más significado si tenemos en cuenta que el sobrepeso y la obesidad son uno de los problemas más graves y comunes de salud a largo plazo que afecta a las personas con síndrome de Down, con consecuencias como la diabetes, el colesterol alto o enfermedades cardiovasculares.
Los motivos todavía no están confirmados, pero se han encontrado en los niños niveles significativamente más altos de leptina (la hormona que regula el apetito) y también se cree que influye en esta tendencia un metabolismo más lento y menor resistencia a la fatiga. Con todo esto, más diversos problemas de corazón, cargaba Madeline el día que empezó con la dieta y el ejercicio, y ha conseguido lograr su objetivo.
No soy del todo partidaria del “Sí quieres, puedes”, querer no siempre es una garantía, pero desde luego si de verdad quieres algo, vale la pena intentarlo, eso sí, poniendo todo de tu parte.
¿Diversidad o marketing?
Normalizar la diversidad en la moda en muchas ocasiones tiene un objetivo integrador y liberador, para conseguir que nadie se sienta mal, ni rechazado, ni poco válido por no igualarse a los estereotipos, pero no podemos negar que contratar a alguien “diferente” ya sea por su talla, raza o en este caso por su tercer cromosoma es una forma poderosa de llamar la atención y conseguir así hacer más caja.
Las campañas están hechas para vender, eso es evidente, aunque me gusta la idea de que el reclamo de la venta se salga cada vez más de cuerpos y caras bonitas perfectamente intercambiables, y se centre en mensajes, historias de superación o personas interesantes, que tienen muchas cosas positivas que enseñar. De alguna forma, todos salimos ganando.
Además Madeline consiguió lo que se propuso cuando contó su caso en el Daily Mail, ya es modelo profesional y tiene un mensaje importante que transmitir al respecto:
Mientras sea algo divertido, quiero seguir como modelo. Pero cuando deje de serlo pasaré a hacer otra cosa. La vida es corta y tienes que divertirte en ella
Desde luego, mientras se vuelve a abrir el debate (por millonésima vez) de lo que es bello y lo que no, resulta mucho más sensato pasar de todo y apuntarse a su último consejo.
Fotos | Instagram
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