Ni Touche Éclat ni Phytocernes: mi corrector favorito es el Magic Concealer de Helena Rubinstein, y eso que no me caracterizo por la gran fidelidad a algún producto. Sin embargo este llevo años usándolo-con alguna infidelidad hacia el de MAC, lo confieso-pero siempre vuelvo al redil. Se trata de un corrector iluminador que hace brillantemente las dos funciones: oculta ojeras y a la vez ilumina la zona, dejando la zona muy descansada.
Su textura es cremosa pero se extiende perfectamente. Además se necesita muy poco producto cada vez, de manera que el botecito parece que dura años y se amortiza muy bien su precio. De hecho una muestra de perfumería puede duraros al menos 3 meses usándolo a diario. La luz que transmite a la mirada es, en mi opinión, lo que le hace distinto y especial respecto a otros correctores. Yo he usado los dos con los que abría el post, que son dos must en este tema, y el Touche Eclat ilumina mucho pero no corrige (de hecho es un iluminador, no un corrector) y el Phytocernes si corrige y trata la zona, pero no ilumina tanto.
Cuesta unos 24 euros.