Llega la segunda quincena de agosto y para muchos el final de las vacaciones: es hora de volver a la ciudad y retomar el trabajo y las tareas domésticas. Y sí, a todos se nos hace un poco cuesta arriba, sobre todo si hemos pasado los anteriores 15 días tostándonos al sol en alguna playa y cogiendo colorcito mientras estábamos relajadas sobre la toalla.
Uno de los objetivos que se repiten cada año al volver de las vacaciones es el de mantener el moreno el mayor tiempo posible, algo que muchas veces se convierte en una verdadera misión imposible. A continuación os damos algunos trucos para que vuestra piel bronceada al sol de la playa conserve su color un poco más.
La hidratación es la clave
Punto primero e imprescindible: hidratación de la piel, tanto por fuera como por dentro. Y esto podemos llevarlo a cabo desde el minuto uno en el que pisamos la playa. Después de cada sesión de sol (a la que habremos acudido debidamente preparadas con nuestro protector solar para evitar quemaduras y manchas) es muy importante que hidratemos nuestra piel de forma adecuada.
Al salir de la ducha, después de limpiar bien nuestra piel de la sal y la arena que nos hayamos podido traer de la playa, es obligatorio hidratar la piel con un tratamiento específico (un after sun) o con una crema que sea muy hidratante. Este paso es casi tan importante como el de proteger nuestra piel antes de ponernos al sol, porque es el que nos va a garantizar un bronceado bonito y duradero.
Personalmente, lo que mejor resultado me ha dado a lo largo de los años es el gel de aloe vera puro o al 99%, sin escatimar en la cantidad. Suelo usar el de InterApothek o el de Saluvital, ambos de venta en farmacias y con un precio similar (dependiendo de dónde los compréis suelen estar alrededor de los 5 euros el envase de 250 mililitros). Además de hidratar la piel, la refresca mucho, dándonos una sensación muy agradable.
Además de cuidarnos por fuera, conviene no descuidar la hidratación desde dentro bebiendo agua siempre que tengamos sed, que en verano suele ser más a menudo que de costumbre. Una exposición solar prolongada suele causar deshidratación, que da un aspecto seco y envejecido a nuestra piel, así que debemos asegurarnos una ingesta abundante de agua para evitarlo.
¿Se quita el moreno si me exfolio?
Es una de las dudas más comunes cuando volvemos de las vacaciones: ¿si me realizo una exfoliación perderé el moreno? Nada de eso: lo que conseguimos con la exfoliación tanto corporal como facial, siempre con métodos suaves y poco abrasivos, es retirar las células muertas de la piel, permitiendo de esta manera que los agentes hidratantes de las cremas penetren mejor y favoreciendo su trabajo.
La exfoliación solo es necesaria cada siete o diez días, incluso dejando descansar algo más de tiempo la piel en el caso del rostro, y debemos asegurarnos de que nos hidratamos correctamente después de realizarla. Exfoliar la cara y el cuerpo te ayudará a mantener tu bronceado durante más tiempo aunque ya no estés en la playa.
Si optamos por utilizar un autobronceador para alargar el moreno unas semanas más, que sea también después de habernos exfoliado correctamente y aplicándolo de modo uniforme: de esta manera evitaremos las temidas manchas y ronchas en la piel que afean su aspecto.
La nutrición nos ayuda
¿Cómo debemos alimentarnos después de las vacaciones para mantener nuestro broceado? Simplemente tendremos que aumentar el consumo de frutas, verduras, hortalizas y legumbres para estirar un poco más ese tono dorado en nuestra piel, siempre que nos mantengamos dentro de una alimentación saludable y equilibrada. No podemos esperar milagros, claro, pero sí que puede ayudar un poco.
En el caso de las hortalizas destacamos el papel de tomates, con sus licopenos, y las zanahorias, con lo betacarotenos. Estas dos hortalizas deberemos haberlas consumido con regularidad antes de exponernos al sol para conseguir un bronceado saludable y dorado, ya que favorecen la pigmentación de la piel. A posteriori conseguiremos un moreno uniforme y sin manchas.
A la hora de hablar de las frutas, deberemos priorizar aquellas que contengan vitamina C, como es el caso de los cítricos como la naranja, el limón o el pomelo, o el kiwi (que no es un cítrico pero contiene más vitamina C aun). La vitamina C actúa como antioxidante y nos ayuda a nutrir nuestra piel desde dentro consiguiendo un aspecto mucho más saludable.
Las legumbres y cereales, por su parte, son ricos en manganeso: un mineral que bloquea los radicales libres y colabora en la pigmentación de la piel.
Exfoliación, hidratación y nutrición son las tres claves a la hora de conseguir un bronceado bonito y duradero.
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