El flequillo liso y pegado a la frente está muy de moda-yo lo llevo-pero no deja de tener algunos inconvenientes que se descubren enseguida. Si no fuera porque es un peinado bastante favorecedor y además juvenil, creo que ya me lo hubiera quitado. En primer lugar el flequillo está expuesto a ensuciarse más fácilmente, y queda muy a la vista, lo que implica lavarlo o ir a la peluquería muy a menudo.
Ya hablamos en Arrebatadora de que para estos casos existe el champú en seco de Klorane que te salva de muchos momentos complicados en ese aspecto. Sin embargo este producto es, como he dicho, para casos puntuales, y no se puede abusar de él, con lo que tendrás que acostumbrarte a convivir con un flequillo que debe lucir impoluto y que te exigirá muchos cuidados.
Hoy os quería hablar de otro inconveniente: ¿maquillamos la frente debajo o no? Evidentemente la frente no se ve ya que queda totalmente tapada, por lo que el maquillaje no se hace necesario. Además aplicar una base provoca dos efectos: ensucia el pelo-más aún-y ensucia la piel, que no respira lo suficiente por el pelo. Todas las que tengáis este flequillo habréis notado el ligero empeoramiento de la piel, con más impurezas.
Esto se debe a que el flequillo acumula de forma natural cierta suciedad, que pasa a la piel, que a su vez no tiene suficiente “aireación”. Aunque, en mi caso al menos, no es muy grave, sirve para ilustrar el efecto que el pelo pegado a la piel tiene sobre ésta. Si además le ponemos base de maquillaje estamos agravando el problema. Y además ni siquiera se ve.
En mi caso mi opción es no maquillar la frente. Aplico la hidratante y nada más, aunque a veces, si la frente está demasiado grasa, me doy un anti-brillos como el de Lancome o bien una prebase que sirva para la grasa también (como la Oil Free de Smashbox). De esta forma dejáis una especie de “barrera protectora” sin los inconvenientes del maquillaje.
Imagen | Lemoneatingmachine en Flickr
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