Me apunto: a estas alturas del invierno, solo queda parar y desconectar. Os cuento mi experiencia de belleza en Beldon Beauty

No sé si a vosotras os pasa, pero llega un punto en invierno en el que la rutina se apodera de mi de tal modo que ya no puedo detenerme ni para pensar qué me conviene, qué es lo que necesito. Ya sabéis, lo de “escuchar a tu cuerpo”, saber que te está pidiendo, tanto en tema de alimentación como descanso y cuidado. El problema es que cuando acaba el frío, nos solemos enfrentar a la primavera con las huellas de todo lo que hicimos mal y todo lo que dejamos de hacer. Ese momento en que pensamos: “¿Y qué me había costado cuidarme un poquito?”

Este es uno de los motivos por los que en los últimos tiempos intento parar de vez en cuando y reflexionar, y también el motivo por el que la semana pasada fui capaz de desconectar de la trepidante realidad para cuidar mi rostro en cabina. La causa principal es que, llegado este momento de rutina y cansancio mi piel suele mostrar mayor sensibilidad y acusar los efectos del frío y los contrastes de temperaturas con ambientes caldeados.

El lugar que elegí, Beldon Beauty, un espacio abierto el pasado otoño bajo el concepto de la búsqueda de la belleza integral y personalizada. Tenía referencias por la amiga de una amiga, ya sabéis que el boca a boca es fundamental, y porque su fundadora, Teresa de Miguel Miró, dirige el centro My Little Momó en Villanueva, 21, distinguiéndose por una trayectoria impecable en cuanto a sensibilidad, buen gusto, detalles y seriedad por los protocolos bien hechos.

El lugar

Con estas referencias y con mi afición por conocer lo más nuevo, y de lo nuevo lo mejor, Beldon Beauty me atrae por su filosofía: se rige bajo el concepto de belleza integral, desde dentro hacía el exterior. El espacio, situado en la Calle de Lagasca 9, que ofrece alta cosmética y aparatología, me ha sorprendido además por otras cuestiones fundamentales para todas las que necesitamos parar el ritmo y cuidarnos de verdad. Llegar a un lugar relajante, silencioso, con una estética y decoración cuidadísima de estilo londinense, cabinas muy amplias, temperatura y sonido ideal me hizo darme cuenta de que mi decisión se ajustaba a lo que requeria.

El objetivo de Beldon Beauty es ofrecer los tratamientos más efectivos a las diferentes necesidades de cada persona para llegar a su mejor versión, adecuándose a cada caso, con independencia de la edad o situaciones especiales de la piel, siguiendo la filosofía de que cada persona es única y no todo vale para todos.

Aunque la personalización prima en cuanto a tratamiento a seguir, el centro ofrece propuestas de toda índole, como programas de détox celular, tratamientos para pieles en situaciones especiales como embarazo, alteraciones en la piel o menopausia, rituales para novias, belleza para el hombre, nutricosmética, nutrición... Además es el único centro en España que trabaja con la cosmética molecular de la prestigiosa Dra. Bárbara Sturm. Fórmulas que funcionan a nivel celular para proteger y regenerar las células de la piel, activando la telomerasa, o “fuente de la juventud”, una enzima esencial para detener el envejecimiento y promover su firmeza y salud.

Sin embargo, no es la única firma excepcional que encontré allí, porque están presentes otras de culto para los especialistas en belleza como Biologique Recherche, Fytofontana Cosmeceuticals, un cosmético de origen suizo basado en la nanotecnología, Medik 8 o Haute Custom Beauty, que crea fórmulas de cuidado de la piel a partir de extractos vegetales y marinos naturales, libres de conservantes y productos químicos.

El protocolo

Si mi intención era llevar a cabo un tratamiento reafirmante, el exhaustivo diagnóstico personalizado que llevó a cabo Encarna, la especialista que me trató, desveló la necesidad de seguir un protocolo diferente. Tal y como sospechaba, mi piel requería oxigenación y reequilibrio.

La experiencia ha sido tan positiva en todos los sentidos que os cuento en que consistió y el resultado para todas las que estáis dudando si vale la pena parar de vez en cuando para cuidarse, y ponerse en manos de un profesional.

Sabéis que siempre os digo que a la hora de llevar a cabo un tratamiento en cabina es tan importante como el protocolo y los productos, las manos, sensibilidad y experiencia de la persona que lo va a efectuar. En este sentido, supe desde el primer momento que podía confiar plenamente en el criterio y método a seguir, solo tuve que oír hablar a Encarna para adivinar su extraordinaria formación, vocación y su delicadeza en el trato de la piel.

Primero, una exfoliación suave, para a continuación llevar a cabo una oxigenación profunda dirigida a recuperar el manto hidrolipídico. Activos para equilibrar, mantener y regular el pH de la piel. El paso siguiente, limpiar los poros queratinizados y mitigar la sensibilidad. La suavidad y los productos con que trató mi piel hizo que tuviese la sensación de que reaccionaba, tonificándose, respondiendo y vivificándose. ¿Sabéis a lo que me refiero? ¿Habéis tenido esa sensación alguna vez?

Algo muy importante, los masajes no desplazaban nunca la piel, pero si trabajaba la musculatura. Todo un arte que muy pocos saben llevar a la práctica. ¿La finalidad? Repulpar, remodelar y aportar luz.

En uno de los momentos, mientras una mascarilla actuaba otra persona efectuó un largo masaje, reflexología podal, desde las rodillas. Una experiencia realmente maravillosa. Antes de acabar, Encarna realizó un drenaje linfático escote, cuello y rostro para mover y eliminar líquidos, algo que siempre he pensado es una de las bases principales de belleza.

Si me preguntáis por el resultado, siento una gran diferencia en mi piel. Esta semana ha estado cada vez más bonita, asimila mejor mis tratamientos de rutina, y además me siento mejor. Los tratamientos de Beldon Beauty abarcan una franja con un precio medio de 90 euros. Lo cierto es que dar un parón para cuidarme en un lugar tan atractivo y especializado me ha cambiado el humor, he descansado mejor y me ha hecho darme cuenta de lo necesario que es pensar un poco en mí y mimarme de vez en cuando.

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