Llevo casi dos semanas siguiendo ´Mi plan bikini personal` y tengo que reconocer que no me va mal del todo. Dentro de unos días tendreis la segunda parte, hoy voy a comentaros que no contaba con una cosa, me cuido pero muy a mi pesar ¡tengo la tripa hinchada! cada dos por tres. Por eso voy a dedicar unas líneas a intentar que no nos pase con unas sencillas pautas en nuestra alimentación.
Puedes tener digestiones lentas, estreñimiento o gases, y lo que es peor se pueden dar los tres casos a la vez, si a esto añadimos que en nuestra alimentación metemos productos que puede que no nos vengan bien y no lo sepamos, ¡estamos perdidas!. Ya nos podemos cuidar al máximo que quizás no nos valga de nada ya que los pantalones nunca nos abrocharan a la primera si no intentamos poner remedio por nosotras mismas.
Legumbres. Las grandes desconocidas en cuestión de dietas, las puedes comer pero sin abusar. Si las quitamos la piel que las cubre (bendito chino) y las comemos en puré o en cremas nos sentarán mucho mejor. Si cuando están cociendo añadimos agua muy fría romperemos el hervor y resultarán menos flatulentas.
Verduras. Las hay que proporcionan a tu organismo un sin fin de gases, si ya somos propensas a tener algún cólico que otro debemos evitar las alcachofas, la coliflor, coles de bruselas o las cebollas. Dicen que si estos alimentos los congelamos antes de prepararlos se nota la diferencia, yo sin embargo no lo he notado.
Fritos y rebozados. Están muy ricos, para que vamos a engañarnos pero lo cierto es que no nos vienen bien para las digestiones lentas. Si hay alguno en especial al que te cueste renunciar rebózalo en harina integral y cuando los saques de la sartén déjalos en papel absorvente por las dos caras.
Cereales. La mayoría de los cereales contienen grandes cantidades de hidratos de carbono que producen muchos gases cuando son digeridos, sólo se salva en este caso el arroz. Si a esto añadimos que la leche, en ciertas personas, también provoca gases tenemos la dieta perfecta para pasar unas muy malas digestiones aunque lo hayamos ingerido pensando que es muy sano y natural.
Infusiones. Las primeras pueden ser de gran ayuda si un día te notas más llena de la cuenta. Una infusión de anís hinojo y cilantro es una ayuda eficaz contra los gases más persistentes que se quedan dentro de nuestra tripa. Si además eres propensa a ser estreñida y te acostumbras a una infusión diaria estarás a salvo de sufrir estos incómodos síntomas de tener un vientre abultado.
La sobremesa sentadita o echarse un ratito la siesta nada más comer no nos ayuda en absoluto a prevenir nuestros problemas. Tampoco ayuda las bebidas con gas, en este caso las bebidas denominadas light son las que más provocan gases, beber con pajitas o por los cuellos de botella muy estrechos (te bebes el aire sin darte cuenta), comer deprisa sin salivar adecuadamente y masticar chicle varias veces al día.
Andar es un estupendo digestivo que nos ayuda a mover por dentro el aire que tanto nos molesta, de esta manera lo expulsamos mucho mejor. Y un último consejo, evita siempre que puedas, evitar expulsar los gases, es lo peor que se puede hacer en estos casos, si tenemos que ir al baño vamos, muchas nos vamos a empolvar la nariz y no pasa nada ¿o no opinas igual?.
Imágenes | Lori Greig, Toni Blay
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