Buscando un ejemplo de rutina cosmética para poneros un ejemplo de qué necesidades puede tener una piel y qué cosméticos se pueden utilizar para apaciguar esas necesidades, caí en la cuenta que la mejor que puedo contaros es la mía propia. Una rutina cosmética facial es el conjunto de productos cosméticos y gestos que realizas cada mañana como cuidado del rostro. Y ésta es la mía.
Os pondré al día de mis necesidades: tengo la piel mixta (cada vez menos brillos en la zona T por la edad, 42 años), piel con manchas, no tomo el sol directamente en el rostro y empiezo a notar un relajamiento en la piel. Me gustan las texturas ligeras en verano y cremosas en invierno. Aparte de las manchas, ahora mismo me preocupa el color amarillento y opaco de mi tez por tenerla estresada y tengo manía persecutoria con la firmeza del cuello y la arruga en V del escote. Y se cierra el confesionario.
Por la mañana, después de lavarme los dientes, con el turbante colocado al más puro estilo marujona, me lavo la cara con agua y el gel limpiador Clarins: ese frescor matutino me sienta de maravilla. No me salto nunca el gesto del tónico porque todo lo que sea acuoso y fresco me encanta. El toque final con el tónico, también de Clarins, deja mi piel preparada para recibir el tratamiento.
En este caso los tratamientos, en plural, porque la estantería del espejo del cuarto de baño está abarrotada. Lo primero que aplico es el contorno de ojos porque si no se me olvida. Sé que os voy a dar mucha envidia: utilizo hace un par de meses el contorno de Orquidea Imperial de Guerlain. De los mejores que he probado: consistente, como a mí me gusta, pero de rápida absorción y ninguna sensación pegajosa.
Esto es importante porque me maquillo cada día la línea de los ojos en color negro y la crema podría estropear su permanencia. Incluso cuando estoy más animada o tengo más tiempo y aplico además una sombra de ojos, no impide la fijación del maquillaje.
Como cada verano, mi crema de día debe tener un SPF 50+ para poder escudar todo lo que pueda mi rostro de los rayos solares: ¡malditas manchas! Por tercer año, utilizo la crema de día de la linea blanqueante Perfect White-C de Guerlain. Tengo que hablaros pronto de sus virtudes.
Por eso he sustituído mi crema de día Eclat du Jour de Clarins por la protectora de Guerlain. Primero los serums: tengo dos, uno para el rostro y uno específico reafirmante para el cuello. Y empieza la fiesta:
Aplico el contorno de ojos. Suelto mi muestra (¿os habíais imaginado que lo compré? Cuesta unos 140 euros).
Cojo el serum facial Substantific (retirado de la venta hace un par de meses: nutrición y unificación de la piel) y lo aplico sólo en el óvalo facial. (ese sí lo compré, por eso tengo muestra del contorno de ojos).
Dejo el serum facial y cojo el serum del cuello: Success Future Guerlain (éste fue un gran regalo, afortunada yo).
Aplico la crema de día protectora (en la foto, es el tubo azul grande de la izquierda). También la dedico sólo al rostro.
Finalmente, aprovecho lo que me queda de la hidratante de Clarins y la aplico en el cuello y el escote porque, con estas temperaturas, ambos tratamientos de día son demasiado para mi piel.
Utilizar el serum solo, no es una buena opción. Y utilizar el protector facial en el cuello es una lástima porque ahí no tengo manchas pigmentarias. Así que me decidí reorganizar mi rutina de este modo. Como maquillaje, me aplico un maquillaje en polvo: unifica el tono, me da mejor cara y disimula mi colorcillo apagado, dándole un tono natural. Y sobretodo, me va perfecto para matificar el exceso de humedad veraniego.
Seguro que os preguntáis cómo puedo realizar cada día esta rutina. Pues te acabas acostumbrando y se queda en eso: una rutina. Todos los tubos y tarros están a mano, listos para ser utilizados. Del mismo modo que cojes y dejas el cepillo de dientes o el desodorante, sigues con los cosméticos. Y como lo hago a gusto, no se hace pesado. Venga, contadme vuestra rutina.
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