Como decían en aquella famosa Zarzuela (sí podéis llamarme antigua), la ciencia avanza que es una barbaridad. ¿Qué novedad tenemos hoy? la utilización de nanopartículas de oro para derretir la grasa y poder extraerla más fácilmente mediante liposucción.
Aunque cada vez es más común, esta técnica viene acompañada de algunos efectos secundarios bastante molestos, como hematomas, retención de líquidos o sangrados. En el procedimiento se inyecta una solución salina y anestésica, para posteriormente introducir una aguja hueca en la zona de grasa con la que rasparla y succionarla, algo que no deja de implicar riesgos como la pérdida de otro tipo de tejido.
Intentando mejorar esto, Ada y Khalid Almutairi, científicos de la Universidad de California (San Diego), iniciaron una investigación basándose en el uso ya demostrado de las nanopartículas de oro para acabar con células cancerosas.
El procedimiento que han seguido es muy similar: inyectan las nanopartículas en la zona grasa que quieren eliminar y luego la exponen a luz infrarroja. Como la grasa se funde a temperaturas más bajas que otros tejidos, se derrite sin afectar al resto y de esa forma es mucho más fácil de succionar con la aguja hueca.
La técnica todavía no se ha probado con humanos, pero los ensayos en manteca y animales han dado resultados satisfactorios. Falta saber si también influirá en que no se recupere rápidamente la grasa eliminada, una de las mayores críticas que se le suele hacer a la liposucción y por otro lado ¿Cuál será su coste? el oro no es precisamente barato...
Foto | Ben Dalton
Vía | Xataca Ciencia
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