Nochevieja es el día (bueno, la noche) de las uvas por excelencia. Algunos/as sólo nos acordamos de esta rica fruta el último día de año. Mal hecho, lo sé, esto es algo que hay que cambiar…
Sergio ya nos ha comentado las excelentes propiedades de la uva para el cuidado de la piel y para la lucha contra las patas de gallo. Pero el fruto de la vid también es un excelente desintoxicante para el organismo. Y esto, en la época de excesos gastronómicos en la que nos encontramos no nos viene pero que nada mal.
Cuando digo que la uva es un aliado perfecto para desatascar nuestro cuerpo de tantos atracones, no me refiero a esas dietas atroces que prometen adelgazar varios kilos tan sólo comiendo uvas durante una semana. Ni hablar. Aprovecho para protestar contra las dietas milagro ahora que se acercan los propósitos del nuevo año.
Lo que yo propongo es incorporar las uvas frescas o los zumos naturales de uva a nuestra dieta, varias veces en semana, cuando la temporada lo permita. Si tenemos problemas de retención de líquidos, mejoraremos gracias a su alto contenido en potasio.
Sus antioxidantes favorecen la oxigenación de nuestras células y su glucosa ayuda al hígado en la limpieza de toxinas. Además, es una fruta de las más calóricas, así que nos aportará un plus de energía (cuidado diabéticos y personas con sobrepeso).
Más cosas, las uvas tienen un alto contenido en ácido fólico, que estimula la producción de glóbulos blancos, y también son ricas en fibra, con un suave efecto laxante.
En definitiva, a quien le gusten las uvas, que aproveche sus propiedades. Por cierto, espero que las de esta noche mágica os traigan suerte y todo lo mejor para 2009. ¡Feliz año!
