El otro día, después de entrevistar al prestigioso cirujano Dr. Antonio de la Fuente, Jefe de la Unidad de Cirugía Plástica del Hospital Ruber Internacional, y a la otro tanto famosa psicóloga María Jesús Álava Reyes en relación al tema de por qué mujeres preciosas se destrozaban la cara pasando por el quirófano, al final se me quedarón algunas preguntas en el tintero. Así pues, volví a coger el teléfono y me puse en contacto con la psicóloga Julia Vidal para ahondar un poco más en todos estos temas. Estas son sus declaraciones.
Entrevista a Julia Vidal, psicóloga
Buenos días Julia. En relación a toda la polémica generada en torno al nuevo rostro de la actriz Renée Zellweber después de pasar por el quirófano me preguntaba, si además del lógico dolor físico por el que deben pasar todas estas personas, si no existirán también otro tipos de dolores "existenciales", de dudas, de miedo antes, durante y después de estas operaciones.
En general sienten dudas y miedos tipo: ¿quedaré bien?, ¿me estaré equivocando?, ¿me sentiré la misma?, ¿qué pensarán mis amigos?, “¡qué corte!, pensarán que soy insegura”, etc. Pero también se sienten contentas e ilusionadas, a veces con unas positivas, pero inadecuadas, expectativas (voy a estar perfecta, voy a sentirme bien, mi autoestima va a subir). Por lo que, en ocasiones, la caída de estas expectativas positivas pero distorsionadas resulta aún más fuerte.
¿Qué habría que decirles, qué deben saber de verdad?
Cualquier cirugía tiene que ser una decisión bien pensada, en un momento de cierta estabilidad. Si decides una intervención de cirugía, por ejemplo, tras una ruptura de pareja, momento de tristeza e inseguridad, puede que la decisión la tomen sus emociones del momento y no la persona.
Es muy importante tener una información ajustada a lo que puede suceder:
- Que no quede como espera
- Que se guste menos
- Que haya complicaciones
- Que tenga dolor
- Que no se le quite el sentimiento de tristeza que tenía y que pensaba que la intervención le iba a resolver, etc.
A una paciente le dijeron que una semana después de una intervención de pecho podría volver al trabajo, y que no sentiría apenas dolor. Se lo pintaron como si se tratase de una nimiedad, lo que motivó que se sintiese preocupadísima, porque como le dolía mucho, pensaba que no estaba evolucionando bien. Por culpa de los fuertes dolores - lógicos y naturales después de una intervención de este tipo -, no pudo incorporarse al trabajo, y eso tuvo para ella repercusiones laborales importantes.
los cirujanos deberían colaborar estrechamente con un psicólogo experto en estas lides para detectar posibles consecuencias emocionales en el paciente
Otra paciente vino a mi consulta porque quería conseguir aprender a comer bien y hacer ejercicio físico. La historia que hay detrás de este caso es la de una persona que se había sometido a 3 liposupciones porque después de las intervenciones no era capaz de mantenerse en hábitos saludables. Quizá si hubiese aprendido esto desde el principio se podría haber ahorrado el riesgo y el dinero de las cirugías.
Otro aspecto que hay que contemplar es que cuando una intervención va muy bien y uno se siente muy satisfecho corre el riesgo de querer repetir y someterse a nuevas intervenciones, empezando a experimentar una especie de adicción a la cirugía. Muchas personas pierden sus valores y sólo se centran en cambiar y mejorar partes de su cuerpo.
Me imagino que, cómo todo en la vida, habrá cirujanos con mucha ética que antes de operar hablen con los pacientes para ver los motivos por los que de verdad se van a someter a intervenciones tan dolorosas, otros en cambio quizá obvien este paso.
En general, los cirujanos no tienen sistematizado ese tipo de evaluación, ni se preguntan sobre las motivaciones que han podido llevar a un paciente a quererse operar, si es por un problema de autoestima o porque los demás se burlan de su aspecto físico. Felizmente, hay tantos tipos de cirujanos como de personas, y muchos sí que orientan adecuadamente a los pacientes pensando en su bien, anticipándose a las consecuencias que una operación de este tipo podría suponer en los pacientes.
Otros, sin querer hacer daño de forma intencionada, realmente están convencido de que la cirugía es muy buena, que proporciona satisfacción, que cuanto más perfectas estén las personas mejor les irá en la vida, con lo que se sienten convencidos y orgullosos de lo que hacen sin entrar a valorar otros aspectos.
He tenido que tratar un caso parecido esta semana. Recibí en mi consulta a una madre que acompañaba a su hija que acababa de someterse a una operación de nariz, y que como no había quedado satisfecha, querían que se la operasen de nuevo. La madre me contó que cuando su hija le manifestó su deseo a la cirujano que la había operado, ésta se negó a operar una segunda vez, diciéndole que la nariz estaba bien, que el problema lo tenía ella, y que una nueva operación lo único que conseguiría sería estropear un trabajo bien hecho. La madre agradeció muchísimo a la cirujana su profesionalidad, pero su hija no estaba contenta, y por eso vinieron a verme.
¿Qué preguntas debería hacerse una persona antes de pasar por una cirugía estética?
- ¿Por qué quieres hacerte esta intervención? ¿Qué quieres conseguir con ella?
- ¿Qué sucedería si algo fuese mal? (si no te gusta, si tienes complicaciones, etc.)
- ¿Estás pasando en este momento por un momento difícil? ¿Ha habido algún cambio en tú vida que te haya hecho decidirte por la operación?
Pienso que los cirujanos deberían colaborar estrechamente con un psicólogo experto en estas lides para detectar posibles consecuencias emocionales en el paciente (no solo tener en cuenta las físicas). Su trabajo consistiría en hacer al paciente estas preguntas, y ajustar sus expectativas en lo relacionado con las emociones y la autoestima tras la operación.
Julia Vidal Fernández es psicóloga y directora del Centro de psicología Área Humana, experta en el ámbito clínico, con más de 20 años de experiencia. Especializada en ansiedad y estrés y temas relacionados con la imagen corporal y los trastornos de alimentación, y pertenece al Comité de Expertos en el área de gestión de las emociones.