Hoy me duché con un gel de ducha exfoliante porque esta semana estaré probando un autobronceador corporal (os hablo de él en breve). Es una de las varias razones por las que en verano realizamos más peelings corporales que en invierno. Hay zonas que no deben olvidarse.
Puede que no lo hubieras pensado pero la zona de las axilas es una de ellas. Solemos pasar más minutos masajeando piernas, cintura o brazos con el peeling corporal y el cerco de las axilas es una zona conflictiva. Se oscurece la piel a causa del sudor y de los baños de sol. Dedícale un par de minutos más y de paso facilitarás la próxima depilación.
Seguimos bajando y pasamos por las rodillas. ¡Alto! Esa zona tiene dos caras, como una moneda. La rodilla recibe golpes desafortunados, se tuesta al sol con facilidad y además la superficie es muy irregular. Tiene pequeñas zonas hundidas según tengamos la pierna doblada o estirada.
Esos pequeños rincones aculuman capas de células muertas por el simple hecho de no ser concienzudas. Os aconsejo que realicéis el masaje con el producto exfoliante con la rodilla doblada y llegaréis a renovar toda la piel. Tampoco olvidéis la parte posterior de la zona de la rodilla, es una zona que transpira y que también pide a gritos el exfoliante.
Existe una pequeña laguna de piel en el pie especialmente importante en vuestra limpieza corporal. Justo alrededor del hueso que más sobresale (entre el cuboides y el quinto metatarsiano) se acumula más suciedad de la que imagináis. Le tengo mucha manía a esa zona y odio cuando no está limpia.
Fotos | Léo Perrone, elenac, baciloplus
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