Los pinceles biselados son un arma muy eficaz a la hora de aplicar las sombras en el ojo, ya que sirven para delinear, dar forma y aplicar el producto. Son pinceles planos con la pinta cortada en ángulo, con cerdas fuertes que esparcen finamente el polvo de las sombras sobre toda la superficie del ojo.
Mi preferido es el 263 de MAC, que cuesta unos 20 euros pero merece la pena, a pesar de ser sintético. Aún así si queréis una alternativa más barata hay otras opciones: desde tiendas online con auténticos clones (como Crown) hasta el mismo Deliplus, aunque en este caso el pincelito es bastante más pequeño.
Son ideales para utilizar con eyeliners en gel (como el Fluidline de MAC o los de Bobbi Brown) al igual que para pigmentos en general. Hay otras opciones más gruesas en cuanto a cerdas del pincel (por ejemplo el 266 también de MAC) pero yo os recomiendo el 263 porque tiene las medidas óptimas para una aplicación inmejorable.
Otros usos de los pinceles biselados son el relleno de cejas si las tenéis muy finitas o para delinear por debajo de la línea de las pestañas o incluso por dentro. En este último caso yo no soy muy partidaria porque suele provocarme problemas con las lentillas, pero si sois de las que usáis a diario el khol por la parte interna os resultará muy útil.
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