El pasado 17 de enero acudí a la presentación de Sensai Ultimate, la última novedad de la firma Kanebo. Allí tuve el placer de poder charlar de forma distendida durante el cóctel con María del Mar Rodríguez Sanguina, directora de formación de Kanebo, quien me estuvo dando unas pautas para que aprendiese a aplicarme bien el tratamiento que acababan de presentar porque no entendí demasiado bien eso de la doble limpieza y la doble aplicación.
El método de cuidado facial Saho de Sensai es un ritual de cuidado facial inspirado en el protocolo que rige la ceremonia japonesa del té en la que, para preparar una taza de té realmente perfecta, hay que seguir un conjunto de reglas sumamente elaborado, que hay que respetar en todo momento.
Kanebo pone a nuestra disposición la última tecnología para maximizar el poder de regeneración y autoprotección de la piel, pero para obtener una piel perfecta hemos de ser muy rigurosos y respetuosos con eso de la Doble Limpieza, la Doble Hidratación y la Doble Aplicación.
Rodríguez Sanguina insistió mucho en que, para no quedarme en la superficie de la capacidad del tratamiento, lo primero de todo era que la piel estuviese no sólo limpia, sino también receptiva, y permeable a la aplicación del tratamiento, para una buena penetración de los activos celulares.
Lo primero y principal es pues limpiar y purificar la piel a fondo, retirando todo tipo de impurezas grasas (maquillajes) y acuosas (particulas de polvo y sudor), para lo cual tendremos que utilizar dos productos específicos. Para las primeras un aceite limpiador, y para las segundas un jabón de espuma fina sobre el rostro humedecido, que luego habremos de aclarar.
La hidratación también debe efectuarse dos veces sobre la piel limpia: una vez utilizando una loción y otra utilizando una emulsión. Antes de aplicar los productos hay que calentarlos entre nuestras manos frotándolas entre sí, luego masajear con ellos nuestro rostro con movimientos circulares, para facilitar su penetración.
Primero, de dentro hacia fuera en 4 niveles: a ambos lados de la nariz, alrededor de los ojos, en la frente y, finalmente desde la frente hasta la barbilla. Segundo: Llevando los dedos desde los lados de la nariz hacia el centro de la frente, y luego formando círculos pequeños con los dedos desde el centro de la frente hacia las sienes para bajar luego hasta el centro del cuello.
Finalmente, hay que presionar el rostro con las dos manos para sellar la operación, garantizando así la completa absorción de los productos.
Bueno, esta era la teoría. Ahora que no nos oye nadie, confieso que aunque soy consciente de que el agua y el aceite nunca llegan a mezclarse bien, para limpiarme la cara utilice mi crema desmaquillante y mi tónico de toda la vida.
La loción es estupenda, nada grasa y cunde un montón. Aplicar la emulsión sobre una piel ya previamente hidratada, resulta muy fácil y rápido. Y, ¿qué os podría decir de la crema? Entre lo carisísima que es (800 euros), y lo hidratada que para entonces tengo ya la cara, la verdad es que con un poquitín de nada basta.
Ya sé que los responsables de la marca insisten mucho en lo de la doble aplicación (mañana y noche), y en lo de aplicar los productos generosamente, pero como no se cuándo volveré a poder disfrutar de un tratamiento semejante, me entró el tacañete, y lo estoy procurando panear para que me dure lo máximo posible.
¿Qué cómo tengo ahora la piel? Pues, no sabría deciros si todos estos complejos han ejercido un efecto reparador frente al daño genético, pero lo que sí que sé, es que tengo la piel del rostro mucho más suave. Tanto es así, que he notado que mi marido ¡ha vuelto a acariciarme la cara!
El producto fue cedido para la prueba por Kanebo. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas para más información.
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