En nuestra rutina diaria de belleza hay algunos productos en los que podemos ahorrar, si queremos después gastarnos algo más de dinero en otros más importantes. Entre aquellos artículos que no es necesario que sean carísimos para que funcionen bien encontramos:
Laca de uñas: Por supuesto que una laca de uñas de Maybelline, por ejemplo, no dura lo mismo que una de Chanel (y lo digo por experiencia propia) pero las diferencias entre una marca cara y otra barata no justifican la diferencia de precio. L'oreal o Rimmel tienen lacas de uñas muy baratas, con gran variedad de colores-incluso más que las marcas de alta gama-y que tienen una calidad-precio excelente.
Limpiadoras: Una crema limpiadora está en contacto con la piel durante muy poco tiempo, y su principal función, limpiar, tampoco justifica por sí sola los elevados precios que algunas alcanzan. Limpiadoras como las de Garnier o Yves Rocher son de buena calidad, las hay para todo tipo de pieles, huelen genial y limpian como una de Kanebo de 50 euros.
Delineadores de labios: La mayoría de los lápices delineadores son muy parecidos, por lo que tampoco merece la pena gastarse demasiado en ellos, salvo que queramos o nos guste un tono muy concreto que sólo lo fabrique una marca concreta. Los más caros suelen durar un poquito más y quizá sean más suaves, pero podemos encontrar productos muy buenos en marcas como Lina Bocardi, por ejemplo.
Exfoliantes corporales: Desde que Sephora inauguró su línea propia, en la que tiene innumerables exfoliantes corporales de todos los olores y colores, podemos convertir la ducha en una experiencia sensorial por poco dinero. También son maravillosos los de The Body Shop (aún recuerdo los primeros que sacaron, hace años, con textura de mermelada) e Yves Rocher.