Aparecen nombrados por todas partes, pero en realidad ¿qué son los antioxidantes? Pues bien, son sustancias que protegen las células del daño que le provocan algunas moléculas inestables, como los radicales libres, daño que se produce por oxidación. Los radicales libres son perjudiciales para la piel porque provocan daño celular y nos dejan menos elasticidad y menos resistencia.
La manera más natural de obtener antioxidantes es a través de los alimentos, fundamentalmente frutas y vegetales, de ahí su importancia en la dieta a la hora de mantener en forma los órganos y tejidos e incluso hay evidencia que pone de manifiesto su importancia en la prevención del cáncer, desórdenes cardíacos y otros problemas de salud.
Sin embargo en los últimos tiempos los antioxidantes se han adueñado del mercado cosmético y rara es la crema que nos los lleva. Desde los últimos hidratantes diarios con FPS (Superdefense) pasando por serums (Ferulic Acid de Skinceuticals) parece que nuestra piel no será la misma si no tiene su dosis diaria en forma de crema. Aunque su eficacia en cosmética no está confirmada lo cierto es que mal no hacen, y lo único seguro es que ralentizan el daño que hacen los radicales libres.
Los más conocidos son la Vitamina C, la Vitamina E, el betacaroteno y el selenio.