Una de las consecuencias de adelgazar, sobre todo en épocas como esta en la que algunas personas lo hacen demasiado rápidamente, es que el pecho pierde algo de volumen, gana en flacidez y tiende a caer.
Siguiendo con nuestro especial operación bikini hoy explicaremos algunos ejercicios que podemos realizar para evitar que esto ocurra o recuperar la máxima firmeza posible cuando lo necesitemos.
Una rutina de tres pasos para cada día
Hace ya casi 5 años, aunque de forma gradual, bajé considerablemente de peso (unos 15 kilos) y al reducir la grasa en general también se vió afectada la que se encuentra en los depósitos de las glándulas mamarias, haciendo que mi pecho perdiera volúmen y empezara a caer sin vistas de tener la más remota intención de parar en algún momento.
Ejercitar el tejido mamario no es posible, pero sí los músculos pectorales que se encuentran debajo y se encargan de sujetarlo, así que me formé una rutina para trabajarlos que pudiera practicar habitualmente y en poco tiempo.
El primer ejercicio es uno de los más conocidos y consiste en juntar y apretar las manos por delante del pecho. Cada vez que lo hacemos notamos como los pectorales se mueven y permite hacer varias repeticiones, yo empecé por 20 y ahora hago 50 diarias.
Para aumentar su intensidad utilizo una mancuerna de un kilo en cada mano, y las aprieto igualmente una contra otra.
Continuando con las mancuernas tenemos el ejercicio de apertura, que se practica sobre un banco estrecho, un par de taburetes, o en mi caso en la chaise longue del sofá (imaginación al poder) basta con encontrar una superficie sobre la que nos podamos tumbar y extender bien los brazos en cruz sin notar molestias en los hombros.
Se empieza con los brazos totalmente extendidos hacia el cielo, paralelos entre sí y perpendiculares al suelo, inspiramos y los bajamos hacía la posición de brazos en cruz, espiramos y volvemos a la posición inicial.
En Vitónica encontraréis un vídeo explicativo de cómo realizar este ejercicio, que si no se utiliza mucho peso resulta sencillo pero también muy efectivo. Se puede empezar por unas 10 repeticiones al día y luego ir añadiendo más, yo de momento me he quedado en 20 y creo que tengo suficiente.
Si no tenéis mancuernas en casa siempre se pueden sustituir por botellines de agua o paquetes de arroz de kilo pero son bastante económicas (entre 5 y 10 euros) y mucho más cómodas, así que compensa hacerse con unas si las vamos a usar a menudo.
Flexiones, tus mejores aliadas
La rutina termina con unas flexiones, la actividad estrella para reforzar los pectorales. Boca abajo, con las manos apoyadas en el suelo, paralelas al pecho y utilizando los pies como segundo punto de apoyo, debemos elevar todo el peso de nuestro cuerpo hasta estirar los brazos por completo.
Actualmente hago 8 repeticiones pero es aconsejable empezar por menos y hacerlas bien porque al principio cuestan bastante. Nuestros compañeros de Vitónica también nos explican como realizarlas correctamente para trabajar al máximo la zona.
No te desanimes si al principio no llegas a rozar el suelo con el pecho, o no consigues hacer más de dos ¡Muchas hemos pasado por lo mismo! pero vale la pena el esfuerzo cuando poco a poco vas viendo mejoras, además también sirven para trabajar abdominales y prevenir el descolgamiento de la cara interna de los brazos.
Realizando estos tres ejercicios al menos unos 5 días por semana al cabo de unos meses noté un cambio realmente importante, mi pecho no solo ha dejado de caer si no que ha recuperado firmeza y ha vuelto a ponerse “en su sitio” algo que tenía serias dudas de llegar a conseguir.
Los resultados dependerán también de otros factores como el tamaño del pecho, hábitos alimentarios, grasa corporal etc. pero en cualquier caso van a ser positivos, con la ventaja de que no se necesita ni mucho tiempo ni un lugar específico para realizarlos, sólo un poco de constancia y querer buscar el momento. ¿Te animas?
Fotos | D.B. Blas | Mikebaird
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