Excepto en días y antojos muy puntuales, no siento una especial predilección por los dulces. Prefiero el café amargo y el chocolate cuanto más puro mejor, pero si he conocido a muchas personas para las que las tartas, los helados, los donuts o los bombones se encuentran entre los mayores placeres de su vida.
¿Por qué? El siguiente vídeo responde la pregunta, explicando los efectos del azúcar en nuestro cerebro, que suministrado habitualmente y en cantidades elevadas, actúa de forma similar a como lo hacen algunas drogas.
Está en inglés, pero se pueden activar los subtítulos en español pinchando el icono de la barra inferior (a la izquierda de la rueda).
El exceso de azúcar no solo engorda, al acumularse rápidamente como grasa, también envejece la piel y favorece la celulitis, entre otras consecuencias mucho más graves como la diabetes adquirida.
El mayor problema es que muchas veces estamos consumiendo azúcar sin saberlo, incluso en productos teóricamente saludables, que se anuncian como light o bajos en calorías. Es más fácil controlar cuando nos comemos algo que tenemos claro que es un dulce, y hacerlo de vez en cuando, pero hay que prestar también mucha atención al etiquetado de los alimentos, para evitar que se nos cuele azúcar que no queremos.
Y si te cuesta resistirte habitualmente, pásate a opciones que por lo menos aporten buenos nutrientes como los frutos secos, la fruta, la miel o el yogur. Hay alternativas tan deliciosas como los bombones de avena y plátano o el cremoso de chocolate y aguacate que te alegrarán el día, sin perjudicar tu salud.
Foto | Lookbook
Vía | JyB
En Trendencias Belleza | No todas las calorías engordan igual