Hoy ha llegado oficialmente, al menos en mi trabajo, la hora de las chanclas. Sí, una de las compañeras (guionista de profesión), ha aparecido esta mañana con los pies al aire, un pantalón capri y las uñas rojas preciosas. Y he pensado... ¡exacto! Adiós calcetines, adiós medias y pantis, hay que empezar a lucir carne.
Llevo ya unas semanas dándome más crema en los pies, sobre todo los talones (ya sabéis que es la parte que más sufre), y deciéndome por las pulseras tobilleras o los anillos para los dedos (igual lo dejo para más adelante), pero de lo que no hay duda es que, vayas ya por donde vayas, comienzan a verse pies desnudos.
Y sí, son esa parte del cuerpo tan odiada como venerada, pero de momento, sólo vamos a comenzar por su puesta a punto.
Tanto para ellos como para ellas, los pelos. Sí, duelen en los tobillos y en los dedos, pero mejor fuera.
Arriesga con los colores. Alegres, a rayas, juveniles, rojos pasión, ácidos... es el momento de combinar con la sandalia, el bolso, el pantalón. Y no necesariamente tienes que llevar las manos del mismo color.
El calzado de verano tienes que prepararlo. Es posible que las chanclas de piel necesiten hidratación, o un repaso de última hora antes de abandonar las botas.
Los tobillos. Si eres de los que rozan uno con otro, crema igualmente. Y un poco de cuidado.
Las mujeres tenemos un amplio abanico, pero desde hace un par de temporadas, el calzado masculino de verano está pegando fuerte. Arriesga y lúcete. Igual puedes empezar por enseñar talones si no te ves todavía con el pie entero...
Tatuajes: aprovecha, es ahora cuando puedes lucir salamandras, enredaderas, flores, y todos los diseños que aprovechaste para hacerte en tus últimas vacaciones.
Sea como sea, yo hoy llevo ya sandalias. Anoche me pinté las uñas y estoy lista para un fin de semana de cañitas luciendo hidratación en tobillos y dedos. ¿Vosotros ya estáis listos?
En Arrebatadora | Pedicura