A todos nos llega: ese momento en que el bronceado precioso que con tanto trabajo alcanzamos comienza a verse apagado. Para colmo, de la noche a la mañana, la piel pierde hidratación y ese fulgor con el que tan solo hace unos días todavía brillábamos ha desaparecido por completo.
No te alarmes, aunque ahora lo veas difícil, todo se puede arreglar, iluminar y rehidratar. ¿No me crees? Este es ese preciso periodo en que nuestra piel, y no me refiero solo al rostro, pide a gritos una exfoliación. Eliminar las células muertas y dejar que respire, pese a la falsa creencia de que acabará con el bronceado, logra que éste resurja con más fuerza y luz, y que nuestro productos de tratamiento sean más y mejor asimilados, lo que se traduce en una mayor hidratación y nutrición cutánea.
Si me contestáis que ya la lleváis a cabo en casa, os contesto que yo también. Aproximadamente cada semana, utilizo un scrub en la ducha, y sin embargo soy consciente de que puede no ser suficiente tras las vacaciones. Hacerlo en cabina, aporta además la oportunidad de eliminar en profundidad restos de tanto protector solar, aftersun e incluso autobronceadores. Renovar estimula también la regeneración cutánea y en cierta medida colabora en la síntesis de colágeno, al activar la circulación.
Si piensas que es el momento iniciar la nueva temporada con una piel suave, cuidada e hidratada, te va a encantar conocer el protocolo al que me he sometido esta semana en Meraki Nailworks.
Primero, luz y renovación
El pasado lunes fue uno de esos días en que decidí cuidarme, sacar un rato para mi, y poner el contador a cero. En esta ocasión tocaba cuidado corporal, más concretamente mimar mi piel, pero cuando elegí Meraki, no sabía que además iba a cuidar mis sentidos.
Momento Meraki es un protocolo que incluye exfoliación bajo los efectos de la aromaterapia, para concluir con un masaje hidratante de efecto relajante.
La primera parte del tratamiento se lleva a cabo en scrub suave y natural , compuesto por aceite de almendra, pomelo, azúcar y manteca Katiré, sigue el orden de piernas, espalda, brazos, para continuar en el escote y abdomen. ¿La intensidad? La que elijas, aunque en este punto os recuerdo que el scrub nunca debe dañar, y sí acariciar la piel. Una vez terminado este proceso, una envoltura durante 10 minutos para dejar que el aceite haga "efecto nutrición" en la piel.
A continuación una ducha para eliminar un scrub que se retira de la manera más fácil mediante un gel de jengibre.
Segundo, relajación e hidratación
La segunda parte del protocolo es sin duda el momento más placentero del procedimiento, un masaje con aceites esenciales de efecto relajante para rehidratar. Si al comenzar el post, cité la palabra sentidos, es porque todo el proceso se lleva a cabo bajo los efectos de la aromaterapia elegida previamente según la sensación que deseemos. Aceites de mandarina, almendras, lavanda…, dependiendo del efecto buscado: estimulante, relajante, desintoxicante o circulatorio.
La duración del tratamiento completo es una hora y cuarto aproximadamente, quizás algo más porque logré desconectar tanto que no me enteré con exactitud. Precisamente esa desconexión es uno de los grandes beneficios de una indicación muy beneficiosa para la piel y altamente relajante. En cuanto al resultado: el tono que alcancé en verano resurge con más fuerza, mi piel está suave y renovada, y a nivel interior he logrado parar ese ritmo inevitable que ya comenzaba a sentir. Ahora, ¿cómo ves tu piel?
Fotos | Unsplash y Trendencias
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